28 de agosto de 2012

¿Hay libertad de prensa en España?

"Hasta nuestros días se ha confiado en los periódicos por ser portavoces de la opinión pública. Pero muy recientemente, algunos nos hemos convencido (...) de que no son en absoluto tales. Son, por su misma naturaleza, los juguetes de unos pocos hombres ricos. El capitalista y el editor son los nuevos tiranos que se han apoderado del mundo. Ya no hace falta que nadie se oponga a la censura de la prensa. No necesitamos una censura para la prensa. La prensa misma es la censura. Los periódicos empezaron a existir para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad se oiga." 

G. K. Chesterton 1917, Periodismo y crimen

La décima edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, presentada hace unos meses por Reporteros sin Fronteras, deja a España en una delicada 39 posición, mismo puesto que en 2011, pero por detrás de países como Cabo Verde, que está en una digna novena plaza, Jamaica, Namibia, Surinam, Mali, los países del Caribe, Tanzania o Níger. ¿A que nunca imaginaron que estaba tan mal nuestro periodismo? Por desgracia, quienes estamos dentro, percibimos constantemente la burda manipulación a la que se somete la información. Si bien aquí no se asesina a periodistas, ya se empiezan a vivir casos de agresiones y detenciones, sobre todo a raíz de las protestas de los últimos meses. Gorka Ramos en 2011 o Juan Díaz Castromil hace apenas un mes, son prueba fehaciente de esta aberrante manía persecutoria hacia quienes intentan realizar su trabajo con rigor.



Con esta represión, sumada a la manipulación diaria de la totalidad de los medios de comunicación de masas de nuestro país (prensa, radio y televisión), el sistema capitalista y sus defensores se agarran a un peligroso asidero: el miedo. Generar miedo entre los ciudadanos surte efecto a la hora, por ejemplo, de salir a la calle a quejarse y protestar. Hasta no hace muchos años, la dicotomía PP-PSOE servía para explicar todo lo que ocurría en este país. Una especie de guerra fría que nos “ayudaba” a entender y explicar todo lo que pasaba. Ese binomio cuajó a la perfección a pesar de ser burdo y poco inteligente. Es más, ni siquiera hacía falta hacer uso de la represión para acallar a las voces discordantes, pues los propios medios eran quienes se encargaban de acallar a lo que se salía de la norma.

Lo que no se publica, no existe. Si yo, que controlo un medio de comunicación, decido no dar voz a tu ideología, tus ideas no llegarán a ningún sitio. Nadie sabrá de tu existencia. Estarás predicando en el desierto. Y esto ocurre porque el periodista ha dejado de trabajar para el público. Ahora mismo, solo trabaja para la empresa que le paga, la cual le exige una línea ideológica que no puede superar. Así ocurrió, por ejemplo, con la tan querida para el sector ‘progre’ Ana Pastor, cuando hace unos meses atacó sin reparo –y sin muchos argumentos lógicos- al presidente ecuatoriano Rafael Correa. Un presidente que, casualmente, se ha erigido como baluarte de la justicia al proteger en su embajada a Julian Assange ante el predecible linchamiento al que quiere someterlo el democrático estado norteamericano, gracias a la ayuda de la también democrática Unión Europea.

La prensa española no se ha quedado atrás en este tema y diarios como El País, que se las da de progre e incluso de izquierdas, se ha lanzado al cuello de la embajada ecuatoriana en Londres por acoger a un ‘ladrón’ que se encargó de sacar a la luz toda la basura del vertedero mundial, -crímenes de estados supuestamente democráticos incluidos- a través de las filtraciones de Wikileaks. Filtraciones que, para más inri, se publicaron en exclusiva en nuestro país en El País, como bien se regocijaba su director Javier Moreno. Cuando la información de primera mano y en exclusiva de Assange interesaba para vender más periódicos, el diario del grupo Prisa se olvidó de acusarle de nada. Hoy, que la acción de Ecuador está sirviendo para que muchos ciudadanos vean con otros ojos a los ‘demoníacos’ países latinoamericanos, El País se lanza a por su cabeza. ¿Casualidad?

Rupert Murdoch
Aun así, cada vez son más las personas que empiezan a despertar. Que empiezan a darse cuenta de que algo pasa y que desconfían con más ahínco de los medios de comunicación que, otrora, tan buena reputación acaparaban. ¿Se está desmoronando el chiringuito que tan bien se habían montado? Hasta hace un par de años, las grandes multinacionales de la comunicación como Bertelsmann, PRISA, el imperio Berlusconi o la mega-compañía News Corporation del magnate Rupert Murdoch controlaban el 85% de la información gracias al monopolio que también profesaban las grandes agencias: UPI y AP en Estados Unidos, Reuters en Inglaterra y FP en Francia. Tan grande fue el monopolio que hasta la política se redujo a eso: PP-PSOE, comunistas malos-capitalistas buenos, rentabilidad de lo privado vs. pérdidas de lo público…

Y los intereses de los medios de comunicación estaban muy claros: mi gran objetivo es ganar dinero, no informar. Por lo que la capacidad de respuesta ante sus grandes ‘titulares’ se hacía muy difícil de contrarrestar para el ciudadano medio. “Hugo Chávez es un dictador”, se repetía –y repite- día tras día en todos los medios de comunicación. ¿Quién iba a dudarlo? ¿Quién iba a preocuparse de buscar contrainformación? ¿Sabía alguien que el presidente venezolano ha ganado 13 de las 14 elecciones que ha disputado desde 1999 sin que los observadores internacionales hayan podido demostrar irregularidad alguna? ¿Sabían los telespectadores o lectores que Chávez superó en 2002 un intento de golpe de estado aplaudido y apoyado por presidentes ‘democráticos’ como George Bush o José María Aznar?

Pero llegaron las redes sociales. Unas redes sociales que estos mismos magnates crearon para seguir enriqueciéndose, pero que les han dado un poco la espalda. Twitter y Facebook o plataformas como Meneame.net han servido para difundir de forma eficaz y veloz miles de blogs de contrainformación que hasta no hace mucho permanecían en el olvido. Como ejemplo, este Vida y obra de un cronopio, que en lo que llevamos de año lleva más visitas que en todo 2011, año en que el blog registró más entradas que en los cuatro años anteriores. Es decir, tras décadas de control total surgen pequeñas brechas que permiten la aparición de ideas y argumentos que, hasta ahora, eran casi imposibles de escuchar en un gran medio. El ejemplo más claro se ha dado estos días en nuestro país, donde voces anticapitalistas como la de Sánchez Gordillo o  Diego Cañamero han copado radios, televisiones y artículos de prensa solo porque Twitter y Facebook se habían colapsado en un par de horas con la información acerca de su acción en Mercadona y Carrefour. Es cierto que el circo mediático ha centrado su mensaje en intentar abatir sus argumentos, pero, al menos, estas voces han sido escuchadas por primera vez en treinta años y muchos ciudadanos han visto con sus propios ojos que no tienen rabo y que no se comen a los niños, sino, más bien, todo lo contrario. Es decir, que son personas solidarias con un ideario que se resume en el reparto de la riqueza para que quien más gana, gane mucho menos en pro de que el más pobre pueda mejorar su situación.

Protesta: Sin preguntas, sin periodistas
Pero quienes dirigen todo este tinglado mundial ya se han dado cuenta de que el tiro les ha salido por la culata. Y para solucionarlo han comenzado a poner puertas al campo. Una de las primeras medidas que adoptaron nuestros políticos fue la de ofrecer ruedas de prensa sin admitir preguntas. Doy mi discurso y desaparezco para que nadie pueda complicar mi existencia con preguntas que puedan dejarme en entredicho. Esto ya lo denunció la FAPE (Federación de la Prensa Española), pero no ha servido de nada. Por desgracia, cada vez son más frecuentes, así como los vídeos electorales o de información gubernamental que han de ser emitidos sin ningún tipo de modificación.

Esta manía persecutoria se vio todavía más clara con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno y su asalto a mano armada a Radio Televisión Española, donde el PP decidió elegir presidente sin necesidad de consenso político alguno. Una decisión a la que siguió el despido masivo de periodistas para completar el giro conservador y manipulador de la televisión pública en España. Para cerrar el círculo, los diferentes gobiernos neoliberales y socialdemócratas han comenzado, como decía, a poner puertas en el vasto campo de Internet. La convocatoria de manifestaciones por Internet ya es delito gracias a la última reforma del Código Penal español. La represión, que hasta hace unos años no era necesaria ante la dicotomía monopolizadora del PPSOE, se hace hoy necesaria y vital a manos del gobierno de turno para poder mantener su supremacía. En Grecia tampoco se quedan atrás, puesto que hace apenas un año se aprobó una ley que permite desenmascarar a todos los blogueros que escriban de forma anónima.

Hay más ejemplos. El creador de Megaupload se enfrenta a 50 años de cárcel por permitir que las personas suban y compartan sus propios archivos, sin asesinar, robar ni amenazar a nadie, simplemente por crear un servicio para que los ciudadanos puedan compartir sus archivos y conocimientos. Sin embargo, nadie acaba en la cárcel por permitir que miles de personas mueran de hambre cada día por culpa del capitalismo que ellos imponen, velando exclusivamente por los intereses económicos de las grandes multinacionales (Mirad como defienden a una empresa como el Corte Inglés). O, por ejemplo, cabe recordar el hecho de que los bancos españoles dejaron caer al diario Público porque ninguno quiso refinanciar sus 15 millones de deuda, mientras que 35 bancos se unieron para refinanciar la deuda del grupo PRISA (El País) que asciende a más de 3.500 millones de euros. No interesaba rescatar a un medio como Público, que aun perteneciendo a un fuerte grupo empresarial como Mediapro, informaba con cierto rigor acerca de la crisis, sus causas y consecuencias.

Pero, en definitiva, son estas rendijas por las que poco a poco va creciendo la contrainformación. Quizá por eso las agresiones contra periodistas y fotógrafos se han acrecentado, sobre todo hacia aquellos que no pertenecen al régimen mediático establecido. Hoy, periódicos como Diagonal, televisiones como TeleK, medios digitales como Rebelion.org, Kaos en la Red o Tercera Información o radios en Internet como Ágora Sol Radio son cada vez más conocidos gracias a la fuerza de difusión de las redes sociales. Y, sobre todo, los blogs. Podrán censurarnos, podrán agredirnos, pero no nos podrán parar. La manipulación mediática y la libertad de prensa están amenazadas de muerte en nuestro país. La libertad de los profesionales desaparece en los grandes medios donde no pueden más que acatar los deseos de quien les da de comer. Pero la contrainformación crece. Y solo de su mano podremos volver a disfrutar de una información libre y veraz. No des la espalda a quienes estamos luchando por conseguirlo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

En La Cebolla te seguimos, saludos y q seguir currando así.

http://lacebolla.es/

Unknown dijo...

Es cierto...es penoso. pero cuidado con irse al otro extremo.

Das medios de comunicación alternativos, fuera de los cauces "oficialistas", pero no es la primera vez ni será la última, en que estos medios que tu dices, manipulan y sesgan la información del mismo modo que sus hermanos capitalistas.

Con esto no quiero infravalorar a unos a favor de otros, solo digo, que no existe la panacea informativa. No existe la objetividad absoluta y a muchos se les ve el plumero alternativo "aun a costa de la veracidad".

Mi receta es la siguiente:

Una cucharada de prensa oficial de izquierdas.
Otra de prensa alternativa de izquierdas.
Una más de prensa de derechas oficial.
y por último una más de derecha alternativa o radical.

Se entremezcla todo, se hace la media, se adereza con sentido común y unas gotas de criterio propio.

Y recuerdo esa frase talismán del doctor House "todo el mundo miente".

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