Israel masacra
a la población palestina en Gaza, mientras que el gobierno islamista de Hamás
gana apoyos para instaurar la Sharia en la Franja
En Oriente Medio todos son culpables.
Cada vez que en Palestina se incendia la situación, se inundan los muros de
Facebook de historias, de fotos, de opiniones y de muestras de solidaridad,
especialmente con el pueblo palestino. Y yo el primero. Pero creo que ha
llegado el momento de alzar la voz y decir claramente que en Oriente Próximo
todos tienen la culpa. Aunque cada uno tenga sus razones,
estas vienen envueltas de una culpabilidad general, colectiva.
Israel
ha perdido el norte
Israel ha perdido el norte, se ha reído del mundo y nadie parece dispuesto a pararlo. Hoy ya ha comenzado su invasión por tierra y la comunidad internacional sigue sin pronunciarse. Son ya casi 200 las víctimas palestinas asesinadas por la Tsahal –Fuerzas de Defensa Israelíes-. Hay cerca de 20.000 refugiados y casi 1500 heridos, todo fruto de una represalia iniciada a causa de la muerte de tres jóvenes colonos israelíes que no fueron asesinados por Hamás. Repito: que no fueron asesinados por Hamas. Aquel crimen fue probablemente cometido por miembros de la tribu de los Qawasmeh, que se dedican desde hace tiempo a llevar a cabo atentados para desacreditar a los líderes de Hamás, especialmente cada vez que esta intenta conseguir algún tipo de legitimidad internacional. Por tanto, no es un grupo militar ligado al ya de por sí dividido gobierno de Gaza.
Por este motivo, la Operación
“Margen Protector” pierde toda su legitimidad, por lo que toda esta locura
no es más que otra de las acciones inaceptables que Israel ha llevado a
cabo en Gaza en los últimos 20 años: primero con el muro que divide
Israel de Cisjordania y después con los continuos recortes de
agua a los civiles palestinos, losasentamientos coloniales en
territorio palestino por personas que consideran como misión divina el hecho de
apropiarse de la tierra de Palestina, prometida por Abraham; la detención
administrativa o las inhumanas cárceles
israelíes donde se hacinan y perecen cientos de presos palestinos, muchos de ellos torturados.
A su vez, Israel es una nación
que no reconoce el matrimonio mixto entre israelíes y palestinos, que
alista a todos sus jóvenes varios años al servicio militar, que es
potencia nuclear y que posee el octavo ejército del mundo,
un ejército que le ha servido para asesinar a 200 palestinos por pura
represalia. Sin duda, es una reacción desproporcionada, contraria al derecho
internacional y no se puede justificar la masacre de civiles palestinos argumentado
que en Gaza no existen objetivos militares claros, porque todo es militar,
porque es un pueblo convertido en guerrilla y los misiles se esconden
dentro de las casas, motivo por el cual se vuelan las casas como si
de objetivos militares se tratara. Eso es exactamente lo que ha
argumentado la Tsahal, pero no tiene sentido alguno: significa juzgar a los
otros con su propia medicina. Israel es un país moderno con un ejército
estructurado, mientras que el pueblo palestino es un pueblo rezagado, que vive
asustado tanto por sus líderes como por la presencia de Israel, por lo que si
el ejército israelí asegura que las supuestas armas están escondidas en
las casas de la gente, en las escuelas… tiene que encontrar un modo diferente
para acabar con ellas, porque como octava potencia militar del mundo hay
ciertas cosas que son intolerables.
Hamás
da asco
No hay duda de que Israel está masacrando a inocentes. Está asesinando brutalmente a niños, mujeres y ancianos. Pero también hay que dejar claro que Hamás da asco. Hay que denunciar a Hamás. Es una organización teocrática, guiada por un consejo de sacerdotes que quiere la alienación de todos los judíos del mundo e instaurar un estado islámico en Palestina, un sultanato sunita en el que seguro no nos gustaría vivir. Son los mismos que han destrozado Siria y han convertido esa revuelta popular en un conflicto religioso y que, por ejemplo, han acabado con el milenario zoco de Alepo, Patrimonio de la Humanidad.
Las organizaciones humanitaria que
trabajan diariamente en Gaza aseguran que la franja se está
convirtiendo en un sultanato talibán: Hamás ha impuesto el
velo a todas las mujeres y las chicas tienen prohibido cantar o bailar
en público. Asimismo, ha prohibido a los hombres trabajar en
peluquerías o dar clase en escuelas femeninas, pues ha decidido
separar las aulas por sexo. También ha prohibido a las mujeres correr en la
maratón de Gaza, ir en moto y hasta fumar cachimbas en público. Hamás prohíbe
libros y música provenientes de Occidente y controla los ‘Internet Points’.
A su vez, el gobierno de Gaza ha
instaurado la Mutawa –policía religiosa-, que funciona a modo de
Comité para promocionar la virtud y la supresión del vicio. Es una policía
política que asegura que los chicos que están despiertos hasta tarde, que
fuman o que molestan a sus vecinos están corrompidos por el
diablo.
Y, al fin y al cabo, los
milicianos de Hamás pasan el día lanzando misiles contra Israel, que serán
prácticamente inofensivos frente al escudo antimisiles de Israel, pero que no
por ello dejan de ser misiles. Por tanto, aunque hay que denunciar que Israel
está incumpliendo los derechos humanos con su masacre injustificada en Gaza,
también hay que dejar bien claro que Hamás no busca la libertad del
pueblo palestino y que es un movimiento islamista radical que busca
instaurar la Sharia y condenar a todo su pueblo bajo el yugo del Derecho
Fundamentalista Islámico. Al final, como siempre, pierde el pueblo.
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