El baño de
multitudes que esperaban Felipe VI y Letizia Ortiz no fue tal. Solo unos
cuantos miles de seguidores se dieron cita a la ‘esperada’ proclamación real
Ayer Felipe VI se
convirtió oficialmente en Rey de España. Heredero de su padre, a su vez heredero del
franquismo. Felipe y Letizia querían darse un baño de masas pero nada más lejos
de la realidad. En la boda, hace una década, las calles estaban abarrotadas
esperando a la feliz pareja. Y eso que llovía. Ayer, con un sol espléndido, las
calles de Marid parecían muertas. Eso sí, Felipe tan campechano y cercano
como su padre, paseaba con un Rolls-Royce adquirido por Franco por las calles
de la capital.
Las miles de banderas encargadas por Ana Botella para la ocasión solo servirán
para engalanar el baño de los Aznar. El pueblo está harto, la monarquía hundida
y sin embargo hay nuevo rey. En este país la democracia está secuestrada. No se puede tolerar que impongan a un
jefe de Estado cuando gran parte de la población pide, al menos, poder
elegirlo. Poder legitimarlo.
La situación de las
calles de Madrid era esperpéntica. Digna de otra época. Militares desfilando y
controlando, francotiradores, policía por cada esquina, controles de seguridad
dignos de un aeropuerto estadounidense y muy poquita gente. Si tanto se quiere a
este monarca, ¿por qué tanta seguridad y tan poquito seguimiento? ¿Por qué se ha identificado y
detenido a todo aquel que portara una bandera republicana? Porque vivimos en
una democracia totalmente secuestrada por los poderes fácticos. Los diputados
que ayer estuvieron en el Congreso (no asistieron los de IU, Amaiur, ERC,
Chunta, BNG, Gero Bai y Compromís) ¿a quién representan? ¿Nadie se pregunta por
qué había más gente dentro que fuera? Ayer fue festivo en Madrid… Coronación
totalmente orquestada para que fuera un éxito y, sin embargo, debacle absoluta.
Aun así, a los poderes fácticos les
importa bien poco no representar a nadie más que a sí mismos. El pueblo
pide referéndum y ellos imponen al reypara, según dicen, aportar más estabilidad al sistema.
Claro, al sistema que les ampara y que no quieren cambiar por nada del mundo. Tras la
debacle de PP y PSOE en las europeas, el Estado decidió actuar y poner en marcha toda su
maquinaria de maquillaje.Invitó a un decrépito Juan Carlos a abdicar, pues su imagen equivalía a la
situación del propio sistema bipartidista. Y en su lugar pusieron a un
jovenzuelo con mucha vitalidad y buen ver. ¡Guapo!, le gritaban ayer los que
fueron a verle. Aun así, el tiro les salió por la culata.Manifestaciones
masivas exigiendo un referéndum, contestadas con represión y oídos sordos desde
la mayoría del Congreso.
Ayer se vivió el culmen del ridículo.
Cientos de personas -que para TVE eran miles- cubrían apenas una fila en el
recorrido real que por tramos estaba vacío. Muchos de ellos policía secreta
que se encargaba de controlar a otros tantos republicanos o a los periodistas
no sumisos al régimen.
En definitiva, cuatro gatos. Pero para ellos, para el bipartidismo, para el
engranaje del Estado, la Monarquía está más que refrendada. El problema es que
a veces te quedas sin saber qué hacer. Las manifestaciones multitudinarias en
todas las ciudades de España no han servido para nada, pues el bipartidismo
avanza como si nada.
Ayer el Estado opresor
se puso de nuevo en marcha para prohibir cualquier acto contrario a la
monarquía y,
lo que es peor, identificó incluso a quienes portaban banderas republicanas.
Actos más dignos de una dictadura y que el poder judicial y mediático apenas
cuestiona. ¿Por qué? Porque están vendidos. El bipartidismo y el poder
económico se han encargado de poner de su lado a jueces y periodistas. Ya no solo porque no digan nada ante los
cientos de indultos injustos que se firman cada año o porque alarguen hasta la
eternidad procesos judiciales como los ERE de Andalucía, la Gürtel o el Caso
Bárcenas, sino porque son puestos a dedo, sin miramiento alguno.
Esta ‘democracia’ se sustenta en favores
y amiguismos. Y si no, que se lo digan a los 40 periodistas que fueron
invitados por Iberdrola a gastos pagados para ver el partido de España contra
Holanda. Pepe Oneto, Luis del
Olmo, Carlos Herrera, Melchor Miralles, Olga Viza, María Escario o Antonio
Casado, entre otros, acudieron al partido comprados, literalmente por la
eléctrica. Vuelo chárter, entrada
y tres noches de hotel. Y después, pues a hablar
bien de Iberdrola. ¿Este es el país que queréis?
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