Salida del convenio colectivo, jornadas de diez horas con ocho en cadena de montaje sin comer, 120 horas extraordinarias obligatorias cuando la empresa lo decida... Estos son algunos de los brutales puntos del nuevo contrato de Fiat en su fábrica de Mirafiori, en Turín, que se aprobó por referéndum el pasado 14 de enero. Puede parecer democrático que se haya puesto en vigor con el apoyo de los obreros, pero han sido las amenazas empresariales de deslocalización las que han hecho posible que los trabajadores voten contra sus propios derechos. Fiat amenazaba con el cierre y su traslado fuera de Italia. Al 54% de los asalariados no les quedó más remedio que decir “sí”.
Insulto a los derechos laborales
El acuerdo de Fiat en Italia, que modifica sustancialmente las condiciones de trabajo, afecta a 5.431 empleados de la industria más emblemática del país. Parece ser que ningún derecho conseguido tras históricas luchas sindicales puede considerarse consolidado en ningún país de la Unión Europea. Ni siquiera la propia Constitución italiana ha podido amparar a estos trabajadores que se han visto obligados a apoyar un referéndum que destrozaba sus derechos laborales y que, desgraciadamente, era defendido por sindicatos y gobierno. Y todo ello en la firma de Fiat de Turín, ciudad en la que irónicamente desarrolló su espíritu combativo ideario el teórico marxista Antonio Gramsci.
Además, las promesas de Fiat ante las organizaciones sindicales consisten en la inversión de mil millones de euros para la producción de una nueva generación de turismos y todoterrenos. Nada más. Por tanto, las únicas concesiones y compromisos reales provienen de una parte, la de los trabajadores. Asimismo, todos los firmantes se han visto obligados a asumir que no crearán conflictos y a impedir que otros puedan hacerlo.
Según afirman los teóricos italianos, “nunca se ha esclarecido con tal certeza programática que la única tarea de los sindicatos sea la de bloquear los conflictos. Es decir, mantener por todos los medios la disciplina”. Y para los sindicatos que no firmen este acuerdo se establecen multitud de prohibiciones: no pueden constituir una representación sindical propia, ni existe permiso sindical para sus dirigentes, ni pueden convocar asambleas, ni pueden utilizar el local sindical para sus reuniones, ni siquiera pueden publicar sus comunicados en el tablón de anuncios. En conclusión, “deben dejar de existir”.
Sin duda, es una situación sin precedentes en Italia y en la Unión Europea. “Quieren terminar con el derecho al trabajo y la libertad sindical, quieren acabar con la libertad de los trabajadores de pronunciarse ante un acuerdo laboral, quieren que los sindicatos cumplan los deseos del empresario, no de los trabajadores”, asegura Maurizio Landini, sindicalista del Fiom, el único sindicato fuerte que se manifestó contrario al referéndum.
Pero lo más paradójico es que el cerebro de esta política laboral es el administrador delegado de Fiat, Sergio Marchionne que, casualmente, gana cuatro millones de euros al año más beneficios en stock options. Es decir, una persona que gana 250 veces más que cualquier trabajador de su empresa, o lo que es lo mismo, un ejecutivo que gana más que todos los empleados juntos de Fiat en Turín.
Para más inri, 2010 no fue un mal año para la Fiat, pues a pesar de la crisis automovilística, obtuvo 400 millones de euros de beneficios. Y, además, siempre ha sabido conseguir dinero de los fondos públicos, tanto del Estado italiano (quien da unos 500 millones de euros anuales a la firma), como de los gobiernos de Serbia, Polonia y hasta de España, tras cerrar la planta de Comesa (Barcelona) y prejubilar con 52 años a todos sus trabajadores. Pero para rizar el rizo, The Financial Times, descubrió en noviembre de 2010 que el grupo Fiat fue uno de los mayores beneficiarios de un programa de la Unión Europea para apoyar, paradójicamente, a las pequeñas y medianas empresas. ¿Cómo os quedáis?
¿Y qué piensa Berlusconi? Afirmó que si los trabajadores votaban No al referéndum, la empresa “tendría buenos motivos para irse a otros países”. Sólo Refundación Comunista, La Italia de Valores y pocos partidos minoritarios se manifestaron en contra. Por su parte, los sindicatos mayoritarios, más de lo mismo. Sólo la Fiom, el sindicato industrial más antiguo de Italia, se mostró en contra calificando el acuerdo de “chantaje”. Pero el resto de sindicatos firmaron el acuerdo el 23 de diciembre de 2010 y pidieron el voto por el sí.
Sólo algunos intelectuales rechazaron el acuerdo alegando que la Fiat cargaba contra los trabajadores el coste de su mala gestión. “Durante los últimos diez años, los puestos de trabajo de la Fiat en todo el mundo cayeron de 74.000 a 54.000 empleados, de los cuales apenas 22.000 trabajan en fábricas italianas. Además, la cualificación de los trabajadores de Fiat es más baja que la de los competidores. Los salarios medios se encuentran entre los más bajos de Europa y la distancia de retribución de los altos ejecutivos respecto a sus empleados nunca había sido tan grande”, denuncian 46 economistas en una carta firmada en contra de la reforma.
Pero no hubo nada que hacer. Finalmente, los trabajadores, atemorizados por perder sus empleos ante las amenazas de Fiat de cerrar sus fábricas italianas, aprobaron el referéndum con un 54% de votos a favor. Tantos años de lucha y sufrimiento, tirados a la basura por la mala gestión de una multinacional. ¿Estas son las consecuencias del capitalismo salvaje?
Y Nissan en España
Para concluir, quería exponer brevemente el caso de Nissan en España. Los trabajadores de las plantas de esta empresa en la zona franca de Barcelona y Montcada se vieron obligados en enero a aceptar cambios en su convenio colectivo como la congelación salarial y un aumento del tiempo efectivo de trabajo, así como aceptar que la multinacional se llevase la producción a Sudáfrica o Marruecos.
Lo más triste es que el papel de los gobernantes “socialistas” españoles ha sido, al igual que en Italia, de alineación con las propuestas empresariales. Miguel Sebastián, ministro de Industria, calificó como “muy buena noticia” el anuncio de que los trabajadores aceptaban renunciar a su convenio colectivo. Al menos, al igual que la Fiom en Italia, el sindicato Comisiones Obreras no apoyó el recorte social.
Fuente
Le Monde Diplomatique en español
Traducción viñeta
- Si voto sí dirán que me gusta ser un esclavo
- Si voto no, dirán que quiero estar desempleado
1 comentario:
Es una salvajada lo que está pasando.
Dá la impresión de que muchas empresas, aprovechan este mal momento para asegurar mayores ingresos en base a la pérdida de los derechos de los trabajadores.
Lo que pasa en estas macroempresas, nos está pasando a pequeña escala en nuestras empresas locales.
Frases como que hay que rendir un 200% ligadas a una reducción de salarios y derechos adquiridos en estos años, suenan cada día mas en boca de los dueños de dichas empresas.
Se debería hacer algo con este tipo de empresa que emigra a paises dónde las condiciones de trabajo son tercermundistas y que nos obligan a competir a base de reducir nuestros derechos adquiridos y que a este paso perderemos.
Se debería bloquear la importación de esos productos o gravar con aranceles para que la compeencia sea mas justa, pero claro, a sus amigos que crean leyes no les interesa.
A este paso volverá hasta el derecho de pernada.
¡¡Que Dios nos pille confesados!!
Publicar un comentario