Las 300 personas más
ricas del mundo acumulan más riqueza que los 3.000 millones de personas más
pobres. En España la pobreza se dispara y más de tres millones de personas
viven con menos de 307 euros al mes. Sin embargo, un día tras otro, los
gobernantes nos venden una supuesta mejoría. Sí, para ellos: En el último año
hay un 13% más de millonarios en nuestro país
Hoy jueves, 17 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Pobreza
con la vista puesta en los países más pobres del Planeta. Los gobiernos se
llenan la boca con propuestas a (in)cumplir, que si los Objetivos del Milenio, que si el Protocolo de Kioto, que si el 0,7%, que si
el Banco Mundial ha dicho, que si el FMI responde. Todo son buenas y bonitas
palabras. El objetivo, siempre el mismo: erradicar la pobreza extrema y el
hambre del mundo. Lo que varía, son las fechas: primero para 2000, después para
2005, ahora ya para 2015. Y
cuanto más se alarga el plazo, más crecen las desigualdades y se afianza la
terrorífica brecha entre ricos y pobres.
En los últimos años, las instituciones que solo se dedican a medir las
cifras macroeconómicas no paran de augurar el fin de la pobreza en África. “El
crecimiento en el continente sigue siendo sólido y según las previsiones
debería llegar al 4,9% en 2013”, decía hace unas semanas el Banco Mundial. “Casi
un tercio de los países de la región crece a una tasa del 6% o más”, añadía. Me
río yo de estas cifras. Las dan quienes han vivido, viven y vivirán siempre en
la cresta de la ola. Quienes financian a los dictadores que controlan el
continente africano.
Sin embargo, cuando pones los pies en el suelo, percibes que la realidad es
muy diferente a la que nos venden los de arriba. El supuesto crecimiento
africano se desarrolla ajeno a la mayoría de su población, que convive a diario
con la extrema pobreza, es decir, que ingresa menos de un dólar al día. Un claro
ejemplo de estos mundos paralelos se da en Etiopía, donde las cifras
macroeconómicas aseguran que su economía es una de las que más crece en el
mundo. De hecho, según el Banco Mundial el crecimiento promedio anual de su
Producto Interno Bruto (PIB) entre 2004 y 2011 fue del 10,6%. En
cambio, el estudio anual sobre el Desarrollo Humano que publica Naciones Unidas
sitúa a Etiopía como el país con el segundo porcentaje
más alto del mundo de personas pobres, solo superado en esta triste
clasificación por Níger. De hecho, los diez países más pobres del mundo se
encuentran en África. A ellos, se suma Haití, que sigue abandonado a su suerte
tras el salvaje terremoto que asoló el país en 2010.
No nos olvidemos de España
Pero no hay que irse tan lejos para encontrar importantes desigualdades. Cáritas
Española, la ONG dependiente de la Iglesia católica, hizo público
hace unos días un escalofriante informe donde asegura que la pobreza severa ya
alcanza a más de tres millones de españoles.
Este baremo se aplica a personas con ingresos inferiores a 307 euros al mes. La
desigualdad social y el riesgo de fractura social son inminentes. Sebastián
Mora, secretario general de Cáritas –organización poco sospechosa de
enfrentarse a las políticas de los Gobiernos conservadores- ha denunciado “la
situación de abandono, injusticia y desposesión de los derechos más básicos de
las personas en España”, al tiempo que ha pedido a la población “no permanecer
indiferente ante el dolor ajeno”. “La pobreza es generalizada en España, pero
tiene foco y se nutre de los más vulnerables”, apostilló en la rueda de prensa.
Casualmente, el día de antes, un estudio elaborado por la financiera Credit Suisse, afirmaba que, pese a la crisis,
el número de personas en España con un patrimonio valorado en un millón de
dólares (740.000 euros) o más, ha experimentado entre mediados de 2012 y la
primera mitad de 2013 un crecimiento del 13,2%,
hasta un total de 402.000 personas. Es decir, que en el último año, a pesar de
que la pobreza ha crecido de forma alarmante en nuestro país, hay 47.000
multimillonarios más que el año anterior. Es decir, el dinero ni se crea
ni se destruye, solo cambia de bolsillo.
La situación es alarmante, pero seguimos esperanzados en el humo que nos
venden. Intermon Oxfan ha advertido de que, si se continúan aplicando medidas
de austeridad, nuestro país podría aumentar en ocho millones el
número de personas que viven en situación de pobreza para 2025. Según este
estudio, la pobreza del continente alcanzaría a 146 millones de personas, es
decir, 25 millones más que en la actualidad. Pero no hay que irse tan lejos en
el tiempo. Actualmente, el 20% de la población más rica en nuestro país
concentra 7,5 veces más riqueza que el 20%
más pobre. ¡En esto sí que lideramos la clasificación de la UE-27!
Pero esta dramática situación va a peor por el elevado nivel de desempleo y la
pérdida de capacidad adquisitiva de la población. De hecho, la renta media ha
caído un 4% desde 2007, pero los precios han aumentado más del 10%. Si a esto
sumamos el debilitamiento en las políticas sociales y el recorte progresivo de
derechos, el coctel es altamente explosivo.
Pero hay más datos: La renta media por persona ha caído un 11% entre 2006 y
2011 y el empobrecimiento está afectando especialmente a las familias con
miembros en paro, seguidas de los inmigrantes, las familias ‘monomarentales’ y,
por último, la infancia. En 2010 España se comprometió ante la Unión
Europea a reducir en 250.000 el número de niños en situación de pobreza hasta
2020, pero el número sigue aumentando. En 2012 nuestro país asumió que la
pobreza infantil sería una prioridad en los planes de acción que están
elaborando por la inclusión social y el apoyo a las familias. Pero su situación
va de mal en peor. Uno de los últimos datos, publicados hace un año por la ONG Save the Children,
cifraba en 2.226.000 (27,2%) los niños que viven en España por debajo del
umbral de la pobreza.
Triunfo de la desigualdad
Pero esto no es una derrota a los ojos de quienes nos gobiernan. Ni mucho
menos. Es más, los defensores de las políticas neoliberales, los seguidores de
la Escuela de Chicago y de su profeta Milton Friedman tienen mucho que
celebrar. Porque están de enhorabuena. Su estrategia funciona. La brecha entre ricos y pobres
en Estados Unidos –el gran ejemplo a seguir por Europa- nunca
fue tan grande: las familias de bajos ingresos (las que cobran menos de 20.000
dólares al año) tienen una tasa de desempleo del 21%, mientras que quienes más
ganan disfrutan de “pleno empleo”, ya que la cifra apenas supera el 3%.
Esta brecha, también crece en el resto del mundo capitalista. El 10% de las
personas más ricas en los países de la OCDE tenían 9,5 veces más ingresos que
el 10% más pobre en 2010. Es más, los 32 millones de personas
que se sitúan en la cúspide de la pirámide y que representan al 0,7% de la
población mundial, controlan unos 100 billones de dólares, esto es, el 41% de
la riqueza mundial. Pero todavía hay más: las 300 personas más ricas del mundo
acumulan más riqueza que los 3.000 millones de personas más pobres.
Podría seguir dando datos alarmantes pero, ¿de qué sirven si a casi nadie
alarman? Vamos de camino al fin de la historia, como ya predijo Fukuyama, otro
neoliberal ejemplar. Pronto, España volverá a la senda del crecimiento. Al
0,1%, al 0,2%... El paro irá bajando. Pero al cabo de unos años, percibiremos
que la pobreza sigue latente. Incluso con trabajo, no ganaremos lo suficiente
como para vivir dignamente. Pero no os preocupéis. Es algo que ya está
inventado. Se llama “pobreza laboral” y
los pensadores neoliberales lo pusieron en práctica hace varias décadas en
América. No tendremos derecho a Sanidad ni a Educación. Tendremos que pagar por
todo, pero nuestro sueldo seguirá bajando o en “moderada subida”, como
dice Montoro. No tendremos derecho a quejarnos ni fuerzas para ello porque,
supuestamente, todo irá bien. Y por si acaso, ya se ha encargado Gallardón de
reforzar el Código Penal. Cuando esto ocurra, las reformas habrán culminado.
Solo entonces la sentencia de Fukuyama tendrá un sentido completo. Y ese
porcentaje de ‘los más ricos’ podrá aplaudir su aplastante triunfo. Ese día sí
podrán celebrar como merecen el Día Internacional para la Erradicación de la
Pobreza.
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