5 de marzo de 2014

Consejos para mejorar la eficiencia energética del hogar

El frigorífico, la televisión o la lavadora son los electrodomésticos que más consumen. Su uso continuo o casi diario requiere de una serie de pautas para racionalizar el gasto que generan. Pero, ¿sabías que hay una serie de trucos que en algunos casos permiten reducir ese gasto hasta la mitad?



Prácticamente todas las acciones que realizamos en casa conllevan un coste energético: encender el ordenador, ver la tele, poner la lavadora o subir la temperatura de la calefacción. Además, el aumento considerable del precio de la energía obliga a las familias a reducir el consumo, aunque algunas están cayendo en el pozo de la pobreza energética, como ya explicamos hace unas semanas en Melior.is. La crisis, y la consiguiente reducción de la actividad industrial, ha llevado a España a consumir menos electricidad, tanto que 2013 cerró con unos niveles similares a los de 2005. Pero el coste del kilovatio, lejos de parecerse al de hace ocho años, se ha disparado al menos un 70%. Por esto, hoy miércoles, Día Mundial de la Eficiencia Energética, cabe remarcar la importancia del ahorro y del consumo sostenible para poder controlar el gasto. No pierdas de vista estas recomendaciones:

1. Si se necesita comprar un electrodoméstico, mejor comprar los de Clase A, pues favorecen al máximo el ahorro, la eficiencia energética y la protección medioambiental. Los niveles de eficiencia energética se determinan por una letra que va desde la A (los más eficientes) a la G (los menos). Por ejemplo, un frigorífico de clase A consume hasta un 40% menos que los de clase C. Actualmente, existen ya los clase A+++ que consumen hasta un 50% que los de clase A. 

2. Frigorífico: El frigorífico es el electrodoméstico que más energía consume. En concreto, el 30,6% de la factura de la electricidad proviene de su uso. A pesar de lo que habitualmente pensamos, el motivo de esta cifra tan elevada se debe más a su uso continuado que a su potencia. Por ejemplo, se estima que un frigorífico medio consume 200W, frente a los 2.000W que puede llegar a consumir un secador de pelo. Por eso, para consumir menos, además de buscar uno de Clase A, hay que colocarlo en un lugar fresco y ventilado, mantener la refrigeración a 5◦ y la congelación a -18◦. Además, es importante limpiar la parte trasera al menos una vez al año, abrir la puerta lo menos y posible y, especialmente, no meter alimentos calientes en su interior. 

3. Televisión: La televisión consume el 12,2% de la energía de nuestra factura. La mejor forma de reducir ese coste es no tener televisor, pues visto su calidad, se puede prescindir de ella sin ningún problema. Aun así, otras medidas menos drásticas pasan por apagar el piloto de “stand by”, pues de no hacerlo, la televisión consumirá tanta energía estando apagada como un ordenador a pleno rendimiento. Además, si compras un televisor nuevo tienes que comprobar que incorpore energía LED, pues consumen hasta un 25% menos que las LCD y hasta un 40% menos que las pantallas de plasma. 

4. Lavadora: Es el tercer electrodoméstico que más consume. Lavar con agua fría o a bajas temperaturas, aprovechar al máximo la carga o lavar en programas de media carga y aprovechar el sol para secar la ropa en vez de la secadora son opciones que ayudan a reducir considerablemente el precio de la factura. A su vez, a la hora de comprarla, además de buscar la Clase A, hay que tener en cuenta que las lavadoras de 7 kilos, siempre que las llenes, son más eficientes que las de cinco. Por tanto, salvo que seas una sola persona y no vayas a tener grandes coladas, es recomendable que escojas siempre una lavadora de 7 kilos. Es importante que tenga ciclos de lavado corto. Por último, el detergente que uses también influye. El mejor es el tuyo propio, elaborado con aceite reciclado, ya que es 100 por 100 biodegradable. Si no tienes tiempo y quieres comprarlo, mucho mejor que sea líquido. Finalmente, a la hora de lavar, recuerda utilizar la menor cantidad de detergente posible, nunca superes la recomendada por los fabricantes aunque te parezca poca, pues si te pasas lo único que conseguirás es que la lavadora tenga que trabajar más para eliminarlo. 

5. Horno: Llega el turno de otro de los electrodomésticos que más consume, especialmente si es de luz. Sin duda, el horno más eficiente es el de gas, especialmente el de butano, y todavía se pueden comprar nuevos y a muy buen precio. Aun así, la mayoría de las casas tiene horno eléctrico. Para su mayor eficacia hay que erradicar algunas malas costumbres como precalentarlo porque, aunque es cierto que hay platos para los que es imprescindible, el precalentamiento supone un gasto innecesario de electricidad. Y, especialmente, hay que evitar abrir la puerta mientras el horno está encendido. Esta es una costumbre muy habitual que hemos de erradicar, pues al abrir y cerrar la puerta se pierde hasta un 20% de energía o, lo que es lo mismo, una caída de 25 grados.  Por último, un buen truco es apagar el horno un poco antes de que el plato esté terminado para aprovechar el calor que se encuentra en el interior para que se termine de hacer y, por tanto, ahorremos varios minutos de energía que, a lo largo del año, pueden ser varias horas. A su vez, calentar en el microondas ahorra entre un 60 y un 70% de energía respecto al horno. 

6. Bombillas: Usar bombillas de bajo consumo permite ahorrar hasta un 80% de energía. Con las bombillas LED se puede conseguir un ahorro similar, pero son mucho más caras. Aun así, sí que es cierto que la duración de las LED se multiplica hasta superar las 30.000 horas de encendido, -las de bajo consumo no superan las 15.000- lo que supone que estas bombillas podrían durar hasta una década sin fundirse.  Ambas se recomiendan para instalarse en los lugares donde más tiempo pasa la luz encendida: salón, cocina, oficinas, estudios… Por otro lado, las bombillas ECO-halógenas, es decir, las más parecidas a las tradicionales, duran el doble que las típicas bombillas incandescentes y suponen un ahorro hasta del 30% en la factura de la luz. Son mucho más económicas y es aconsejable que se coloquen en los lugares donde la luz no se enciende mucho: pasillo, aseo, patio… Suelen tener una vida cercana a las 2.000 horas de encendido. Aun así, la mejor forma de ahorrar en la factura de la luz es aprovechar al máximo las horas de luz solar, por eso es aconsejable decorar la casa con colores claros que reflejen la luz natural. 

7. Calefacción: Antes de comprar una vivienda es muy importante comprobar por dónde sale el sol y en qué zonas de la casa pegará a lo largo del día. Esta medida, que puede parecer insignificante, ayuda a mantener la casa caldeada durante el invierno. Al anochecer es importante cerrar las cortinas y bajar las persianas para reducir la pérdida de calor. Igualmente, si se cambian las ventanas durante una remodelación, es aconsejable que sean de doble acristalamiento. Si se instalan juntas en puertas y ventanas se reducirán las fugas de calefacción en un 10%. De hecho, una vivienda bien aislada puede ahorrar hasta un 30% en gastos de calefacción. En invierno, no superes los 18-20 grados en la vivienda. Cada grado por encima de esa temperatura supone un gasto innecesario de un 10% más de energía. Por último, ten en cuenta que la legislación europea obliga ya a los edificios a presentar el certificado de eficiencia energética. Una vivienda catalogada como A o B ofrece un ahorro anual cercano al 15% respecto a aquellas con calificación energética G. 

Tres miniconsejos

8. Desenchufa el cargador del móvil una vez que ha finalizado la carga. Si se deja enchufado, sigue consumiendo energía.

9. Es mejor evitar, dentro de lo posible, el uso de aire acondicionado. Un ventilador de techo puede ser un gran sustituto.

10. Sustituye el baño por la ducha, el coche por las piernas o el transporte público y ante todo, no gastes por gastar. Piensa en el medioambiente y sé sostenible.  


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