6 de enero de 2011

¿Qué os parece la Ley Antitabaco?


Después de vivir un año en Italia, no puedo más que estar feliz por la nueva Ley Antitabaco. Como ex fumador (aunque alguna vez caiga algún pitillo esporádico) y como persona que mira un poco por su salud, esta nueva normativa seguro que nos beneficiará. Como decía, en el tiempo en que viví en Roma yo era fumador. Y no supuso nunca inconveniente alguno salir a la puerta del local (ya fuera bar, pub o discoteca) y fumar un cigarrillo. El único hándicap con el que nos encontrábamos entonces era el frío que hacía en la capital italiana, sobre todo en los meses invernales, pero eso sirvió para rebajar nuestra cuota diaria de pitillos a cantidades irrisorias.

Los beneficios eran múltiples y superaban con creces a los inconvenientes: ropa que no apestaba, respiración continua y sin tos, visión clara y concisa... Es decir, una noche de fiesta que se recordaba sin una cortina de humo constante delante de la cara. Y además, ante mi sorpresa por aquella situación, pregunté a diversos hosteleros de la ciudad. Todos respondían lo mismo: Al principio es cierto que hubo una pequeña caída de ingresos, pero cuando la gente vio que no les quedaba más que acatar la ley, volvieron a los bares y se acostumbraron a fumar en la calle.

Cuando volví a España, me costó bastante volver a adecuarme a las normas españolas. Me lloraban los ojos en los bares y el ambiente se me hacía irrespirable. Ahora, por fin, tres años y medio después de mi vuelta, el Gobierno se decide a aprobar una ley sin fisuras, algo que no consiguió hace un par de años con la antigua normativa carente de principios y cargada de medias tintas.

Pero, ¿cuál es mi sorpresa? Los medios de comunicación más escorados a la derecha (La Razón, Libertad Digital, la COPE...) hacen “campaña” contra esta nueva ley. Apoyan a los hosteleros díscolos y diariamente publican artículos donde se recogen los problemas que puede traer esta ley antitabaco. Hoy, por ejemplo, La Razón habla del “cigarrón”, algo así como el nuevo botellón de los fumadores. Según este artículo, los “daños colaterales” de la nueva normativa serán mucho más perjudiciales que la propia permisividad. “El cigarrón supondrá más ruido, enfrentamientos con los vecinos, más suciedad...”.

No podría estar más en desacuerdo. El otro día, hablando con un amigo que regenta una cafetería, me decía que antes de la ley fumaba una media de tres paquetes de tabaco diarios. El día 1 de enero, no había fumado más que siete cigarrillos por el hecho de tener que salir a la calle. Ahí está la respuesta. La gente no sale a fumar. Ni los fumadores empedernidos. Quizá el Gobierno perderá impuestos, pero todos ganaremos en salud. Lo único que no me parece lógico es el doble rasero del equipo de Zapatero, que prohíbe fumar en lugares de ocio, pero sí permite la venta de tabaco. Es decir, por el momento, restaurantes, cafeterías, discotecas... pueden seguir vendiendo un producto que en su propio local no puede consumirse. Esto no me parece correcto.

Es más, estoy convencido de que antes o después pasará como en toda Europa (por cierto, qué casualidad que esta ley antitabaco ha sido aprobada por gobiernos liberales en el resto de la UE, mientras que aquí los defensores de ese signo político la defenestran), es decir, que el tabaco sólo podrá comprarse en los estancos y en lugares especializados. Y serán los propios estancos quienes tengan máquinas expendedoras al servicio de aquellos fumadores que lleguen a comprar su tabaco fuera del horario habitual.

¿Y vosotros? ¿Cómo habéis vivido estos primeros días de Ley Antitabaco?

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