Fueron la ruina para Atenas y Pekín, en Londres
apenas se han visto resultados, sin embargo, Madrid sigue empecinada en
celebrar unas Olimpiadas. ¿Por qué tanto interés?
Mañana sábado
tendremos la respuesta de si Madrid es o no sede de los Juegos Olímpicos de
2020. Tras el fracaso de las candidaturas a 2012 y 2016, la capital de España
insiste en conseguir una meta que no todos los expertos consideran tan rentable
como defienden desde el Gobierno madrileño. ¿Deja beneficios una Olimpiada? Al
menos, Grecia, Pekín y Londres, sedes de 2004, 2008 y 2012, respectivamente, no
pueden afirmarlo. Ni siquiera Atlanta o Sidney, que fueron las sedes que
precedieron a la supuestamente exitosa Barcelona 92. Aunque me centraré en los
tres últimos casos.
Grecia 2004, ¿una causa de la crisis?
Si bien la
crisis que agobia a Grecia y tambalea los pilares de la Unión Europea obedece a
una serie de factores, muchos expertos afirman que uno de los motivos es el
enorme costo que supuso la celebración de los Juegos Olímpicos de Atenas en
2004. Actualmente, el país cuenta con decenas de sedes olímpicas abandonadas,
totalmente desiertas, cercadas y patrulladas por guardias privados. “Es una tragedia
para el país, explotaron los sentimientos de orgullo del pueblo griego y hubo
quien se lucró con ello”, explica Stella Alfieri, una ciudadana que lideró una
plataforma contra los Juegos. “Se derrocharon fondos de manera irresponsable”.
Y así fue, los
juegos costaron casi 9.000 millones de euros, el doble del presupuesto
original, y una cifra que no incluye los grandes proyectos de infraestructura
terminados en el último momento y a un coste mucho más inflado. En los meses
previos a la cita, los trabajos de construcción se realizaban las 24 horas del
día. Además, el costo de seguridad superó los 1.000 millones de euros.
Seis años
después, el uso de la mitad de las instalaciones olímpicas es nulo. Desde
campos de beisbol hasta estadios construidos para jugar tenis de mesa o hockey
sobre hierba. Infraestructuras que se han abandonado porque no se pueden
mantener. “Las instalaciones no utilizadas o subutilizadas son un problema y
los costos de mantenimiento siguen pensado”, alega Alfieri. Sin duda, un coste
importante e innecesario y a la vista de todos.
Aun así, los
defensores de la causa como el ex ministro socialista Nassos Alevras asegura
que el dinero gastado en las Olimpiadas equivale ‘solo’ a la cuarta parte del
déficit presupuestario que Grecia tuvo en 2010. Por tanto, cree que vincular la
crisis a la celebración de los Juegos es irracional. A pesar de todo, no cabe
duda de que parte de culpa tuvieron.
Pekín 2008, derroche insostenible
Una deficiente
planificación que no tuvo en cuenta el largo plazo y el derroche en búsqueda de
la perfección más absoluta convirtió a Pekín 2008 en un negocio ruinoso. La
joya de aquel proyecto fue el “Nido de Pájaro”, un estadio olímpico
impresionante con capacidad para 91.000 personas, reducidos a 80.000 tras la
cita olímpica. Aquel prodigio de la arquitectura, catalogado por el COI como
una sede “sin precedentes” está hoy prácticamente abandonada. Es más, se estima
que habrá que esperar más de 30 años para que el total de ingresos acumulados
alcance los 363 millones de euros que costó su construcción. Por ahora solo ha
acogido algunos partidos de fútbol y hasta 2015 no volverá a albergar un evento
importante. En ese año será la sede de los Mundiales de atletismo.
La otra sede emblemática
de estos Juegos, el famoso “Cubo de Agua” también ha caído en saco roto. De
hecho, en 2011 registraba 11 millones de euros en pérdidas, pese al subsidio
estatal y los ingresos procedentes de un parque acuático construido con el fin
de aprovechar parte del recinto. Pero si así están los recintos estrella de
Pekín 2008, imagínense cómo está el resto de instalaciones, especialmente
aquellas que no tienen repercusión en China, como las destinadas a piragüismo,
el remo o incluso el voleibol.
Londres 2012 tampoco fue rentable
Antes de celebrar las
Olimpiadas de Londres 2012, la mayoría de expertos coincidía en que los Juegos
Olímpicos no traerían grandes beneficios a la capital londinense. Según los
datos oficiales, la inversión pública final para los Juegos fue de 11.865
millones de euros, aunque cuando Londres ganó la candidatura a Madrid, allá por
2005, las primeras estimaciones cifraban el esfuerzo del contribuyente en algo
más de 3.000 millones de euros. Sin embargo, las cifras extraoficiales
barajadas por la prensa hablan de que el gasto se disparó hasta los 30.000
millones de euros.
El presupuesto en
Seguridad de Londres 2012 pasó de 338 millones de euros a 664. No fue el único
caso espectacular de desvío presupuestario: el gasto para las ceremonias de
inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos pasó de 51
millones a 103. A pesar de todo, Londres tuvo cabeza para organizar los
Juegos y a pesar de que los gastos se cuadruplicaron parece que, al menos, no
perderán dinero porque planificaron con más o menos acierto el futuro de las
instalaciones que construyeron, algo que en Madrid no ocurre ya, puesto que
infraestructuras como la Caja Mágica, el Madrid Arena, el Palacio de
Vistalegre o el Palacio de Deportes están cerradas casi todo el año por falta
de espectáculos que acoger.
Aun así, todavía es pronto
para analizar los resultados de Londres, pues solo hace un año que concluyeron
estas Olimpiadas. Sin embargo, hay un dato preocupante: Londres recibió un 5%
menos de turistas en el verano de 2012 –año Olímpico- que en el mismo periodo
de 2011…
Fuente: elpais.com
Entonces, ¿por qué Madrid?
Casualmente, las grandes
empresas privadas son quienes más apoyan la celebración de Madrid 2020.
Apoyadas por los medios de comunicación más importantes, -el impacto mediático
de una cita así es incuestionable- intentan hacernos creer que la mayoría de la
población –un 91% según la candidatura- está a favor
de la celebración de las Olimpiadas. Sin embargo, nadie nos ha preguntado. Y es
que, sin duda, el negocio es para las constructoras, que son quienes sacan
pingües beneficios de levantar tanta infraestructura inservible una vez
concluyan los Juegos. Y de los políticos, que aunque nieguen la mayor, son
quienes ponen la mano para que estas instalaciones las levante una empresa y no
otra. Por eso, les importa bien poco que los expertos expliquen una y otra vez
la escasa rentabilidad de una cita olímpica.
El estudio más exhaustivo elaborado hasta
el momento es el de la Escuela de Negocios Said de Oxford, dirigida por el
profesor Bent Flyvbjerg. En él se analizan tanto el coste como el sobrecoste de
todos los Juegos organizados entre 1960 y 2012. Las conclusiones que arroja son
dos. La primera es que, de media, han costado un 179% más de lo presupuestado
en el inicio. La segunda, que las inversiones económicas durante todo este
proceso se orientan hacia instalaciones e infraestructuras relacionadas
exclusivamente con los JJOO, por lo que se deja de destinar dinero a partidas
relativas a servicios sociales, incluido el deporte de base o polideportivos
municipales.
Pero de lo que no hay duda es de que
en un país asolado por la crisis, que sufre injustos recortes en partidas tan
fundamentales como la Sanidad y la Educación no puede invertir miles de
millones de euros en un proyecto que nadie augura que vaya a reportar beneficio
alguno. Más bien, casi todos coinciden en que sí traerá pérdidas y ruina. Sin
embargo, la industria del deporte, las empresas de la construcción y las
entidades organizadoras apuestan por las Olimpiadas porque son las únicas que
obtienen beneficios seguros. Mientras que, una vez más, los costes recaen sobre
los contribuyentes, ya que Madrid 2020, recuerden, se financiará –y ya se está
financiando- a través de nuestros impuestos.
Por cierto, Roma también concurría a
esta cita. ¿Saben por qué ya no está? En febrero de 2012, el ex presidente
Mario Monti retiró la candidatura porque “el COI pide una carta al jefe de Gobierno
en la que debe asumir un compromiso de garantía financiera”. Es decir, el
Gobierno del país organizador debe comprometerse a cubrir cualquier eventual
déficit “y no sería responsable asumirlo, puesto que no tendría coherencia con
el plan de austeridad que se está aplicando en Italia”. Pues eso, Monti sí leyó
la letra pequeña. No creo que Ana Botella lo haya hecho. Es más, dudo de que la
alcaldesa del Ayuntamiento más endeudado de España sepa
leer.
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