El Real Decreto-ley aprobado
por el Gobierno Popular incrementa el coste de la matrícula hasta en 600 euros
El pasado mes de abril, el ministro de Educación, Juan
Ignacio Wert, presentó el Real Decreto-ley 14/2012 de medidas urgentes de
racionalización del gasto público en el ámbito educativo. Estudiantes y docentes
se opusieron rotundamente y comenzaron los encierros en las facultades y las
protestas en las calles ante un ‘tasazo’ que anunciaba una verdadera
privatización de la enseñanza pública. Hoy, unos meses más tarde, los peores
augurios se confirman: las tasas universitarias se han multiplicado y algunos
grados cuestan hasta 600 euros más que el pasado año, un sobrecoste adicional
que muchas familias no pueden asumir, especialmente tras el también anunciado
recorte de becas. Pero, ¿en qué cosiste esta reforma?
En primer lugar, el decreto establece que será cada Comunidad
Autónoma quien decida el precio de los grados universitarios, pero siempre
dentro de unos límites marcados por el Ministerio de Educación y que aumentan
considerablemente respecto al pasado año. Hasta ahora, los alumnos sufragaban
con el pago de su matrícula en torno al 15% de lo que en verdad costaban sus
estudios universitarios. Con la nueva ley, ese porcentaje se puede elevar hasta
el 25% en los costes de primera matrícula, multiplicándose sucesivamente entre
el 30 y 40% si el alumno se matricula de la asignatura por segunda vez, entre
el 65 y el 75% si lo hace por tercera ocasión y del 90 al 100% del coste de la
materia si se inscribe por cuarta vez. Esta reforma supone, en palabras del
propio ministro de Educación, un incremento por primera matrícula de hasta 540
euros respecto al curso pasado.
José Carrillo, rector de la Universidad Complutense de
Madrid, explica en un comunicado que es “profundamente injusto” hacer recaer el
recorte en la financiación sobre los estudiantes y sus familias. Además, añade
que en opinión de su Rectorado, “se está utilizando la crisis para imponer
medidas restrictivas a las universidades públicas, lo que incrementará aún más
los graves problemas de desarrollo de nuestro país”. En esta universidad, como
en el resto de la Comunidad de Madrid, el precio del crédito ha subido una
media de 5,8 euros respecto al pasado curso. Aunque, por ejemplo, el tope
máximo se ha establecido en 27,14 euros por crédito, precio que se cobró ya el
pasado año por los estudios de Medicina o Ingeniería Biomédica. Sin embargo, en
grados como el de Periodismo, el precio del crédito ha pasado de 12,86 euros a
21,32 euros. Este incremento de casi diez euros supone que un alumno de primer
curso, que tiene 60 créditos obligatorios, tendrá que pagar 507,6 euros más
respecto a 2011. Si entonces pagaba cerca de 800 euros de matrícula, este año
el precio se dispara hasta los 1.300 euros.
Desde las universidades privadas también hay rectores que se
han pronunciado sobre esta polémica medida. Rafael Cortés, rector de la
Universidad Camilo José Cela, piensa que las universidades públicas “han de
mejorar su capacidad de adaptación” para “optimizar y modernizar su oferta
curricular”. Aun así, reconoce que la
subida de tasas anunciada por el Gobierno “va a afectar inevitablemente a las
economías familiares, muy resentidas ya por la crisis”. Para Águeda Benito,
rectora de la Universidad Europea de Madrid, los recortes en Educación “nunca
suponen una buena noticia”. Sin embargo, cree fundamental someter a las
universidades españolas “a programas de eficiencia que promuevan una correcta
utilización de los recursos sin afectar a la calidad de la formación que
reciben los estudiantes”.
De las más caras de
Europa
Con esta nueva reforma educativa, los estudiantes españoles
pagan de media entre un 19 y un 20% del coste total de sus estudios, según
indica en un informe el Observatorio del Sistema Universitario. Según estos
datos, los alumnos de nuestras universidades son de los que más pagan por sus
estudios en toda la Unión Europea, solo superados por Portugal, Holanda,
Italia, Irlanda y Reino Unido. Por tanto, concluyen que este nivel de
contribución “es alto en términos comparativos con otros países de nuestra área
cultural, especialmente teniendo en cuenta el modesto nivel de las becas de
estudio y su limitada cantidad”.
En cuanto a los precios dentro de España, lo que impera es
una gran variedad según estudios y universidades. Hay comunidades autónomas
donde todos los grados tienen el mismo precio y comunidades en que se
diferencia según el nivel de prácticas. Pero esta tampoco es una variable
segura, según indica el Observatorio del Sistema Universitario, “pues unos
mismos estudios pueden tener niveles prácticos diferentes en distintas
comunidades autónomas o incluso en diferentes universidades de una misma
comunidad”. Con esto, el precio del mismo grado puede costar hasta el doble en
la universidad pública más cara del país respecto a la más barata.
De lo que no cabe duda es que estudiar un grado universitario
en Madrid, Barcelona o Valencia será mucho más costoso que hacerlo en Andalucía
o Galicia. Sobre todo en Cataluña, donde las universidades anunciaron subidas
en torno al 66% respecto al pasado año, convirtiéndose así en las más caras de
nuestro país. Hace un año, cursar los 60 créditos del primer curso de
Humanidades en la Universidad Autónoma de Barcelona suponía un coste de 900
euros. Hoy, puesto que el precio del crédito para ese grado se ha establecido
en 25,27 euros, el importe final supera los 1.516,2 euros. En total, más de 600
euros de incremento. Algo similar ocurre con el resto de estudios. Los
denominados grados de tipo B (científicos, arquitectura e ingenierías) pasan en
Cataluña de los 1.300 de media a los 2.100 euros actuales, mientras que los de
Ciencias de la Salud, con un precio por crédito que roza los 40 euros, salta de
los 1.400 euros del pasado curso a los cerca de 2.400 actuales.
En Madrid y la Comunidad Valenciana el incremento también es
importante. El precio del crédito sube unos seis euros de media en la comunidad
presidida por Esperanza Aguirre, por lo que, aunque el precio se mantiene en
las carreras de Ciencias de la Salud, el incremento en el resto de titulaciones
sí se ha hecho notar. El precio del crédito en los estudios de Biología o
Bioquímica en la Complutense ha pasado de los 17,87 euros de 2011 a los 27,14
actuales, mientras que en Arquitectura y todas las ingenierías, el precio del
crédito se ha incrementado en 9,5 euros, pasando de 17,31 a 26,81 euros en la
actualidad. En la Comunidad Valenciana, el coste medio de una titulación en el
sistema universitario público es de 400 euros más que hace dos años. Si
entonces una carrera con pocas prácticas costaba en torno a 700 euros, hoy se paga
1.183 euros como mínimo, mientras que los estudiantes que elijan los grados de
máxima experimentalidad pagarán 1.478 euros como máximo. Este incremento equivale
a un 33% de aumento respecto al pasado curso.
Las más baratas de
España
En el otro lado de la balanza, se encuentran las
universidades andaluzas, que seguirán siendo las más económicas con
independencia de los estudios que se elijan, ya que la Junta de Andalucía no
hace distinciones según la experimentalidad del grado. Por tanto, los precios
para el curso 2012-2013 en Andalucía se situarán en los mínimos de las
horquillas fijadas por el Real Decreto-ley 14/2012: En primera matrícula, en el
15%, lo que supone que el precio del crédito pasa de 12,20 euros a 12,49 euros.
En segunda matrícula, el 30%, por lo que el precio del crédito pasa de los
14,10 del pasado curso a los 24,97 euros del actual; el 65% en tercera
matrícula, pasando de 18,30 a 52,04 euros y el 90% en cuarta matrícula, por lo
que de los 18,30 euros que se pagaba el pasado año, se pasa a los 71,05
actuales.
Con estos precios, estudiar por ejemplo un primer curso de
Medicina –que suele ser uno de los grados más caros en todas las
universidades-, cuesta 750 euros en cualquier universidad andaluza. El
consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta, Antonio Ávila,
explica que con estas medidas se pretende preservar el principio de igualdad de
oportunidades en el acceso a los estudios universitarios, “evitando así la
exclusión por razones económicas”.
Asimismo, las universidades canarias, que hasta el pasado
curso tenían los precios más bajos, seguirán estando entre las más baratas a
pesar de que el precio por crédito ha sufrido un aumento cercano al 40%. Con la
subida, el precio del crédito oscila entre los 12,30 euros en los grados con
menos experimentalidad y los 18,95 euros entre los que más horas prácticas
ofrecen. Algo similar ocurre con las universidades gallegas, donde la
Consejería de Educación ha decidido congelar los precios de las primeras matrículas,
por lo que quien quiera estudiar por primera vez una asignatura este año en
Galicia pagará lo mismo que quienes lo hicieron el pasado curso.
Otras instituciones públicas, como la Universidad de La Rioja
o la del País Vasco anunciaron que solo subirían sus tasas conforme a la subida
del IPC, es decir, en torno al 2,5% respecto al pasado año.
Becas con más
requisitos
El pasado mes de junio, el Gobierno popular aprobó una nueva
reforma que afecta directamente a las becas y ayudas generales que reciben los
alumnos universitarios. El Ejecutivo pretende corresponder con trabajo las
exigencias que supone financiar una beca. Por ello, los alumnos que no aprueben
el 50% de los créditos tendrán que devolver el importe íntegro de la ayuda. Hasta
el pasado curso, los beneficiarios estaban exentos de su reintegro si se
presentaban a los exámenes de una tercera parte de las materias matriculadas.
Asimismo, se endurecen también los requisitos para optar a
estas ayudas generales. Con la nueva normativa, los alumnos que ingresen en un
grado universitario tendrán que haber obtenido al menos una nota de 5,5 en
Selectividad. Igualmente, para poder recibir la beca a partir del segundo
curso, los estudiantes deberán haber superado el 65% de los créditos matriculados
el curso anterior en las ramas de Ingeniería y Arquitectura, el 80% en las
ramas de Ciencias y Ciencias de la Salud y el 90% en las ramas de Arte,
Humanidades, Ciencias Sociales y Jurídicas. Pero estos requisitos aumentarán de
cara al curso 2013-2014, tal y como adelantó el ministro José Ignacio Wert.
Todo parece indicar que la nota media de Selectividad exigida para recibir una
beca subirá a 6,5 puntos, mientras que para renovarla será necesario superar el
100% de los créditos en la mayoría de las carreras, excepto en Arquitectura y
las ingenierías, donde se requerirá aprobar el 85% de los créditos.
Asimismo, el Real Decreto-ley recoge que los estudiantes
universitarios extranjeros que no tengan la condición de residentes, excluidos
los nacionales de países de la Unión Europea, podrán pagar hasta el cien por
cien de los costes de las enseñanzas de Grado, una medida que perjudica
especialmente a los estudiantes latinoamericanos.
Alternativas de
financiación
Para algunos expertos, como Alex Rayón, profesor de la
Universidad de Deusto, el Real Decreto-ley es “justo” siempre que venga acompañado
de otras reformas. Para él, tal y como indica en su web, “hay que reformular
cómo financiar la educación pública”. Aun así, cabe destacar que la inversión
educativa en nuestro país es de las más bajas de la Unión Europea, pues
mientras que la media en la UE-25 se sitúa en el 5,5% del PIB, España solo
invierte un 4,3% e incluso hay comunidades como la de Madrid donde ese
porcentaje solo alcanza el 2,46% de su PIB. Aun así, Águeda Benito, rectora de
la UEM, reconoce que hay que cambiar el modelo educativo “para que sea
realmente eficiente y sostenible”.
Por tanto, tras la reconversión que pretende este
Decreto-ley, muchos estudiantes tendrán que replantearse nuevas alternativas de
financiación. Los bancos y cajas ofrecen diversas opciones, aunque la que más
se repite es la del préstamo personal con diferentes intereses y plazos de
devolución. Algunos de ellos ofrecen también el préstamo contingente, que
obliga a devolver el dinero solo cuando la renta pasa de un umbral estipulado,
computando los pagos como un porcentaje de la renta.
Los otros problemas
del sector
Además del
incremento en las tasas universitarias, los rectores coinciden en que el
principal problema con el que se encuentra la universidad española es con la
falta de adaptabilidad a la realidad cambiante que se da actualmente en el
mercado de trabajo, sobre todo en las universidades públicas. “La integración
laboral de nuestros egresados en los primeros seis meses después de acabar su
formación supera el 80 por ciento”, asegura Rafael Cortés, rector de la universidad
privada Camilo José Cela. Para Iris Núñez, vicerrectora de la Universidad
Alfonso X el Sabio, la universidad española tiene que terminar de implantar las
titulaciones del Espacio Europeo de Educación Superior “y romper de una vez la
distancia que existe entre la formación impartida en la universidad y las
demandas reales del mercado laboral”. Para ello, aconseja el modelo de su
universidad, “donde siempre hemos impartido la docencia en grupos reducidos,
valorando el esfuerzo, el trabajo realizado por el estudiante fuera de las
propias clases y la evaluación continua”.
Por último,
Águeda Benito, rectora de la Universidad Europea de Madrid, coincide con sus
colegas en que la universidad “debe determinar qué titulados quiere formar, qué
conocimientos deben tener y qué competencias y valores deben desarrollar”. De
esta manera, explica que todos los centros, ya sean públicos o privados,
deberían esforzarse más por mejorar los índices de empleabilidad y
emprendimiento de los egresados, “por fortalecer los lazos entre universidad y
empresa y por definir qué papel debe jugar la educación en el cambio de modelo
productivo y social que necesitamos”. Aun así, reconoce que el acercamiento
entre los precios públicos y privados podría implicar que un número mayor de
estudiantes se decida por la universidad privada, “que apuesta por una
formación más internacional, mejor conectada con el mundo profesional, por la
innovación y la atención personalizada”.
A pesar de todo,
la calidad de las universidades españolas sigue estando muy lejos de la que
ofrecen las mejores instituciones a nivel mundial. Según el prestigioso ránking
que elabora la Universidad Jiao Tong de Shanghai, la primera universidad de
nuestro país no aparece hasta el puesto 201, donde se sitúa la Autónoma de
Madrid. Muy cerca, en el puesto 207, está la Universidad Complutense. En cuanto
a los ránkings españoles, las universidades públicas siempre copan los primeros
puestos, especialmente las de Madrid y Barcelona. Asimismo, entre las diez
mejores instituciones españolas siempre suele estar la Universidad de Navarra,
que, junto a su escuela de negocios IESE Business School, la convierten en el
centro privado más valorado de nuestro país.
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