La ex presidenta de Madrid se ha
convertido en la única dirigente del PP que ha salido incólume de la grave
crisis del Caso Bárcenas... ¿casualidad o coincidencia?
Cada día lo tengo más claro. Esperanza
Aguirre es la persona más inteligente, previsora y avispada de toda la cúpula
del Partido Popular. ¿Por qué? Porque se ha librado de todos los casos de
corrupción que están salpicando al PP, presidente del Gobierno incluido. Es la
única limpia. Ayer, como todos y todas sabrán, el diario El País publicaba en exclusiva #lospapelesdeBárcenas, tal y como lo
englobó el hashtag que pronto colapsó Twitter. Una serie de anotaciones
manuscritas que recogían todas las supuestas cantidades que el partido dio en B
a sus altos dirigentes. No se libra nadie. Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal,
Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes, Álvarez Cascos y hasta el ex
presidente del PP andaluz, Javier Arenas. Sin duda, el Partido Popular está
metido en un charco que puede acabar como el caso de corrupción más grande en
un partido político español desde el GAL o
el FILESA que
fulminaron al gobierno socialista de Felipe González.
Sin embargo, hay una persona que ha
quedado limpia. Sin mácula alguna. Intachable. Como decía al principio, me
refiero a Esperanza Aguirre, ex presidente de la Comunidad de Madrid. Sorprende
que la ex lideresa no aparezca en esta larga lista de supuestos corruptos
cuando ha sido una de las principales dirigentes del partido en los últimos
veinte años, aunque sí que es cierto que las constructoras que aparecen en la
lista de Bárcenas tienen cinco concesiones de hospitales
madrileños. Aun así, cada vez tengo más claro que Esperanza Aguirre sabía
lo que iba a ocurrir. Ya no solo intuía el caso de corrupción que estaba a
punto de estallar en el seno de su partido, sino que estoy seguro de que
aventuró también los problemas que la controvertida reforma sanitaria iba a
traer en Madrid si seguían, como así ha sido, las múltiples y multitudinarias
protestas del sector sanitario. Ahora, meses después de su sorprendente
abandono, ha salido a la luz que su ex consejero de Sanidad, Juan José Güemes,
era consejero
de la empresa Unilabs, una a las que el propio Güemes adjudicó la cesión de
los análisis clínicos de seis hospitales públicos de la Comunidad. El ex
consejero de Sanidad ha dejado su cargo en Unilabs, ¿pero acaso ha roto la
empresa estos contratos supuestamente fraudulentos y conseguidos por claro
nepotismo? Lógicamente, no.
Por otro lado, hace unos días el
Tribunal Constitucional también declaró ilegal
el cobro del euro por receta, -aunque Madrid ya ha anunciado que no
devolverá los cinco millones de euros que consiguió- otra de las medidas que
más daño está haciendo al sucesor de Esperanza Aguirre, Ignacio González, que
hasta que la lideresa se bajó del barco era el vicepresidente de la Comunidad.
Y cómo no, antes de abandonar la primera línea, Esperanza dejó también bien
atado el despropósito de Eurovegas,
una macro urbanización del juego donde no habrá ley que valga y donde, parece
ser, todo desmán estará permitido. Ahora que empiezan a surgir con fuerza las
voces en contra de este caótico agujero ético y moral, la ex lideresa descansa
apaciblemente junto a su esposo, el Conde de Murillo, en el palacete del siglo
XVIII que ambos poseen en pleno centro de Madrid. Sí, ese palacete “de techos
altos” que dejaba a Esperanza tiesa
a fin de mes por
lo mucho que gastaba en combustible para calentarlo.
En conclusión, Mariano Rajoy tiene el
agua al cuello y, presumo, los días contados. Sin embargo, Esperanza espera en
la retaguardia su salto a la gloria. A pesar de que ayer María Dolores de
Cospedal intentó apaciguar las aguas, declarando por enésima vez que no saben
nada de los famosos sobres de Bárcenas, la propia militancia del partido
empieza a cuestionar la inocencia de sus ‘jefes’. Hasta un barón como es el
presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel ha asegurado que todo esto “huele muy mal”. El propio Pío
García Escudero, presidente del Senado, ha reconocido que recibió un
préstamo de cinco millones de pesetas, tal y como recogen los papeles de
Bárcenas. Las pruebas de El País son
prácticamente irrefutables y la única respuesta del Partido Popular ha sido
emprender acciones legales contra el diario y los periodistas que firman la
noticia y prohibir a Carlos Cué, redactor jefe de Política del diario de PRISA,
realizar pregunta alguna a Cospedal en la rueda de prensa que ofreció tras
saltar la noticia.
Al PP apenas le queda Esperanza.
Es, sin duda, el único animal político que puede reflotar al partido. Ha jugado
sus cartas con inteligencia y ha ganado sin despeinarse. Ha evitado el desgaste
que supone aplicar sangrantes recortes en la Comunidad de Madrid, ha limado el
odio que le dedicaban los votantes catalanes al ser fichada por una empresa de
cazatalentos de esa comunidad y, por último, ha salido incólume del gravísimo
Caso Bárcenas, amén de haber sido el único peso pesado del Partido Popular que
no se ha escondido ante los medios para hablar abiertamente de esta supuesta
trama corrupta. Por todo esto me aventuro a decir que, nos guste o no,
Esperanza Aguirre se perfila como una de las más claras aspirantes a optar a la
presidencia del gobierno más pronto que tarde. ¿Tropezará de nuevo este país
con la misma piedra? Esperemos que no.
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