He estado varios meses sin escribir. Hace unos días prometía a
Rafa Madero, compañero y amigo de Cordópolis, que esta semana lo intentaba de
nuevo. Pero cuesta. Cuesta porque mi profesión
apesta. Quizá por
eso me he dedicado más al mundo de la comunicación, porque al menos ahí tienes
la conciencia más tranquila. El problema llega cuando trabajas en un medio de
comunicación y te pasas por el forro el rigor
periodístico y el
servicio ciudadano que persigue supuestamente todo medio de comunicación. ¿Qué responsabilidad tiene un
periodista y un periódico ante su público o ante la historia que cuenta?
Me explico. Hace un par de días, la televisión anunciaba a bombo
y platillo la captura del supuesto pederasta
de Madrid. Supuesto, presunto, pero todavía no culpable. Sin
embargo, los periodistas de este país –parece que deseosos de acallar la
dimisión de Gallardón- decidieron, una vez más, culpar y condenar a esta
persona. Sin juicio, sin derecho a defensa, sin presunción de inocencia. Nada.
Los medios han juzgado y han dictado sentencia. Al día siguiente, ABC sentenciaba un “Cazado” a toda página en
su portada con la foto del sospechoso. “El monstruo de Ciudad
Lineal”, decía La Razón, igualmente con una foto del
detenido. El Mundo publicaba en su web las fotos del Facebook del sospechoso,
sin ningún tipo de respeto a la vida privada y sin entrar a considerar las
consecuencias para su vida en caso de que finalmente fuera inocente. “Las caras
del pederasta”, rotulaba. Ni presunto ni nada. Condenado.
Los medios sueltan la pieza de carne y los
espectadores la devoran sin piedad.Hay quien
dice que eso es lo que gusta al público y que se ven en la obligación de soltar
carnaza si el resto de medios lo hace, pero, ¿dónde quedó el rigor de esta
profesión? Cualquier dato de internet sirve, no se contrasta nada y lo que diga
el Gobierno o la Policía va a misa. La presunción de inocencia ha desaparecido
y desde hace un tiempo solo existen presuntos culpables de cara a los medios de
comunicación y la masa ciudadana. ¿Qué fue de aquel “in dubio pro reo” que tan
bien le fue a los romanos?
Hace unas semanas, los medios de comunicación condenaron y
expusieron a escarnio público a tres jóvenes que supuestamente habían violado a
una chica. No hubo piedad para ellos. Hace unos días la joven confesó que se
había inventado la historia, pero ya nadie podrá recuperar la honra para esos
jóvenes vilipendiados.
Aunque el colmo del colmo se lo lleva el ABC con una portada en
2009 donde bajo la mirada perdida de un joven se podía leer: “La mirada del
asesino de una niña de tres años”. Manipulación podrida y vomitiva. Les
refresco la memoria. En noviembre de 2009, un informe médico detallaba golpes,
quemaduras e indicios de agresión sexual en el cuerpo de la pequeña Aitana, una
niña de tres años, que había sido hallada muerta en esos días. Alertado por la
situación, los médicos habían avisado a la Guardia Civil que, poco tiempo
después, detuvo al joven de 24 años que era novio de la madre de la pequeña. La
noticia saltó a la luz. 24 horas más tarde, los forenses concluyeron que la
niña había fallecido como consecuencia de una caída.
Pero ya era tarde. Los vecinos del pueblo tinerfeño donde vivía
la familia habían juzgado y condenado a Diego. Y los medios de comunicación
también, especialmente ABC con ese titular salvaje, amarillista y horrendo. Y
subtitulaba: “Tenerife llora la muerte de Aitana, que no superó las quemaduras
y los golpes propinados por el novio de su madre”. El daño ya estaba hecho. Los
vecinos insultaban al joven mientras salía esposado del cuartel de la Guardia
Civil e iba a declarar ante el juez. Si en ese momento nadie le protege, las
hordas sedientas de venganza lo habrían acribillado allí mismo. Al día
siguiente fue declarado inocente. Los medios callaron, algunos pidieron
disculpas, pero el daño era irreparable. Especialmente porque, aun así, siempre
hay quien piensa que es fallo de la justicia.
En definitiva, por esto estoy harto de mi profesión y no aguanto
más. Por eso me he cansado de escribir, porque veo que estoy rodeado de hienas
sedientas de sangre. Cuyo único objetivo es publicar la noticia más amarillista
posible para tener más visitas o más espectadores que el programa o periódico
de la competencia. Pero he decidido seguir adelante, porque cuando lees medios
como La Marea o eldiario.es te das cuenta de que otro periodismo es posible.
Quizá no sea en la tele, ni en la radio ni en la prensa en papel. Pero hace
mucho que dejé de acudir a esos medios de comunicación. A quienes todavía nos
importa el rigor, Internet nos ha dejado un pequeño hueco, en el que cuesta
crecer, pero en el que estamos a salvo. Esperemos que por mucho tiempo, aunque
ya hay quien quiere poner puertas al campo y censurarlo en su propio beneficio.
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