Desde
que empezó la crisis, los bancos y cajas españolas han recibido 1,4 billones de
euros en ayudas públicas. Supone el 136% del PIB español y es seis veces
superior a la recaudación impositiva de todas las Administraciones Públicas.
Sin embargo, hablar de banca pública sigue siendo tabú, ¿por qué tanto
misterio?
Durante la época del neoliberalismo que
abarca desde finales de la década de los años setenta hasta ahora, la postura
hegemónica en los centros financieros, políticos y mediáticos en el mundo más
desarrollado económicamente es que la Banca privada es más eficiente que la
pública1. Desmontar esa asentada teoría, se ha convertido casi siempre en un
calvario para muchos economistas. Sin embargo, la delicada situación económica
y la constricción del crédito en nuestro país, ha impulsado de nuevo las voces
de quienes defienden una banca pública que sirva de contrapeso y que regule los
desmanes del sistema financiero actual. Es más, hoy, tras la inversión de
dinero público en bancos y cajas, la intervención del Estado supone entre un 20 y un 30% del sector
bancario.
En la Fundación Melior hemos conversado
con uno de esos reconocidos expertos que defiende la nacionalización de parte
del sector financiero para reactivar el flujo del crédito. Carlos Sánchez
Mato es profesor de Economía en la Universidad Complutense, miembro de la
plataforma por la nacionalización de Bankia y socio de ATTAC Madrid.
1. ¿Por qué considera que la banca pública
es la solución?
Porque se ha demostrado que la banca
privada solo puede hacer frente a sus compromisos con inyecciones periódicas de
dinero público. Incluso la que se considera sana. El señor Botín, presidente
del Banco Santander, se jacta de no haber recibido ayudas, pero olvida que su
entidad ha dispuesto de 60.000 millones de euros de dinero público provenientes
del Banco Central Europeo (BCE) y a un 1% de interés, un porcentaje mucho más
bajo del que se podría beneficiar una empresa o una familia.
2. Además de que es el Estado quien
garantiza los depósitos…
Exacto. En el momento actual, uno de cada
dos euros de la financiación de las entidades bancarias a nivel europeo son los
depósitos de los ahorradores, que los dejan ahí con la seguridad de que los
100.000 primeros euros están protegidos por el Fondo
de Garantía de Depósitos. Sin embargo, actualmente este fondo está
seco, por lo que no puede hacer frente a esa promesa. Por eso, tras la caótica
situación de Chipre, el ministro De Guindos tuvo que reiterar que los 100.000 primeros euros de
los ahorradores en España son sagrados, pero eso sí, avalados por el Estado con
los futuros impuestos que paguen los ciudadanos.
3. ¿En qué se debería diferenciar la banca
pública de la privada?
La banca privada busca la máxima
rentabilidad posible a corto plazo, algo perfectamente factible, pero a costa
de asumir riesgos desmesurados. Por tanto, la banca pública no debería tener
ese objetivo, sino que la rentabilidad social tendría que estar por encima de
la económica. El negocio bancario ha demostrado ser inviable sin las
inyecciones de dinero público, por eso estas ayudas deberían devengarse ya en
derechos políticos. En cualquier empresa privada, los accionistas ponen el
dinero y, por tanto, toman las decisiones sobre la compañía.
4. ¿Por qué no ocurre lo mismo en el
sector financiero?
Porque parece que fuera un deber necesario
por parte de la ciudadanía socorrer las malas acciones que se han llevado a
cabo en el sector bancario. Hasta ahora, los bancos y cajas españoles han
recibido 1,4 billones de euros en ayudas
públicas. Supone el 136% del PIB español y es seis veces superior a
la recaudación impositiva anual de todas las Administraciones Públicas. Por
esto, el Estado está asumiendo un gran riesgo y está perdiendo su capacidad
para financiar otras áreas donde no existe iniciativa privada como puede ser la
Educación y la Sanidad. Es decir, los Estados socorren a las entidades
financieras, incluso las nacionalizan de manera temporal como ha ocurrido con
Bankia para, en un plazo de tiempo estipulado, devolverlas de nuevo a las
mismas manos de quienes han causado el desastre.
5. ¿Desde cuándo el neoliberalismo apoya
la intervención pública?
Desde que, si no fuera así, ninguna
entidad bancaria sobreviviría. Imagina que mañana el ministro De Guindos dice
que el Estado ya no puede avalar los depósitos de los ahorradores, y que quien
deje dinero en tal banco o caja puede tanto conservarlo como perderlo. Al día
siguiente veríamos si el negocio bancario funciona tan bien como nos intentan
hacer creer.
6. Pero ¿permitiría la zona euro
nacionalizar parte de la banca?
Teóricamente, tampoco permite que se
inyecte dinero público en las entidades financieras, sin embargo, se ha
inyectado muchísimo. La Comisión Europea, con su actual composición, no puede
más que pedir a los Estados que si nacionalizan alguna entidad, la privaticen
lo antes posible. Por tanto, la única solución es que sea la propia Unión
Europea quien apueste por la creación de una banca pública en cada Estado y,
para eso, ha de cambiar la correlación de fuerzas a nivel europeo.
7. ¿Cómo se financiaría esa banca
nacionalizada?
Igual que la privada, pero con más
ventajas. Actualmente, uno de cada dos euros proviene de los ahorradores. El
resto, se pide a los mercados internacionales en otro tipo de instrumentos
bancarios como son las deudas hipotecarias, los bonos… Pero en los momentos
malos, la privada siempre dependerá del Banco Central Europeo (BCE) porque es
quien tiene la capacidad de imprimir euros. Por tanto, el BCE financiaría a la
entidad pública española igual que está financiando ahora a las privadas –en
estos momentos con 350.000 millones de euros-. Se pondría freno a un
intermediario que no hace más que repartir dividendos y beneficios a sus
accionistas a costa de los impuestos que pagan los ciudadanos europeos.
8. Si existiera al menos una política
fiscal común…
Claro, porque solo quien puede imprimir
billetes puede asegurar el ahorro de los ciudadanos. Pero al no existir esa
política fiscal común, ni una banca pública, el BCE no puede financiar a los
Estados directamente. Sin embargo, sí ha financiado a la banca privada al 1% y
ésta a los estados a un 5 o 6%. Es muy injusto, pues el Estado español ha
pagado en la última década entre 140.000 y 150.000 millones de euros solo por
este sobrecoste en gasto financiero por la emisión de deuda. Esa cantidad
equivale al 15% de la deuda pública actual. Es absurdo.
9. Sin embargo, la gestión pública siempre
está en entredicho. ¿Volveremos a ver una banca pública en España como ocurrió
hasta finales de los 80’?
No hay que ocultar la mala gestión pública
que se ha dado, por ejemplo, en las cajas de ahorro. Pero tampoco hay que
olvidar que esas entidades, a pesar de tener fines sociales, son de naturaleza
privada. Aun así, si lo público estuviera tan desprestigiado, la banca privada
no habría metido la mano en el saco. El principal problema es que ni Zapatero
antes, ni Rajoy ahora han dado un golpe en la mesa en el Consejo Europeo para
cambiar esta situación. En estas condiciones, España y el resto de países
periféricos no podrán nunca garantizar el pago de la deuda. Lo que ocurre es
que existe una alianza muy fuerte de intereses, porque los gobernantes, según
van saliendo del poder, se van asentando en los consejos de administración de
las grandes empresas. Solbes acabó en Barclays, Elena Salgado en Endesa junto a
José María Aznar, Felipe González en Fenosa o Rodrigo Rato en Telefónica. No
cabe duda de que solo defienden sus propios intereses.
Artículo publicado en melior.is
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