8 de junio de 2012

Reinosa: Cuando el pueblo dice basta

En la primavera de 1987, los trabajadores de Reinosa, en Cantabria, dijeron basta y decidieron enfrentarse al sistema que les oprimía

Los poderosos no saben asimilar los golpes que están tan acostumbrados a dar. En una frase tan sencilla podrían resumirse los graves acontecimientos que tuvieron lugar en Reinosa, Cantabria, en la primavera de 1987. Este municipio, de unos 13.000 habitantes por aquel entonces, había sufrido la pérdida de 2.000 puestos de empleo a causa de la reconversión industrial. Una reconversión que todavía amenazaba con la pérdida de 1.000 puestos más. Pero el pueblo dijo basta.



En los primeros meses de 1987, los trabajadores de CENEMESA, la actual Gamesa, decidieron empezar con los encierros en la fábrica. La historia se repitió en Forjas y Aceros. La privatización que suponía la reconversión industrial acabaría con casi 500 puestos de trabajo solo en esta última fábrica.

La gota que colmó la paciencia de los trabajadores de Reinosa tuvo lugar el 11 de marzo. Ese día, el ex presidente del Consejo de Administración de Forjas y Aceros, Enrique Antolín, se presentó en la empresa para recoger sus cosas puesto que había sido nombrado consejero de Obras Públicas del Gobierno Vasco. El comité de empresa decidió que Antolín no iba a salir de la empresa y lo retuvieron durante toda la noche junto a algunos cargos directivos.

Al día siguiente, más de 350 guardias civiles tomaron la fábrica y liberaron al rehén gracias a la ayuda de bolas de goma, gases lacrimógenos y porras. Pero el pueblo se echó a la calle. Más de 10.000 personas tomaron Reinosa y desarmaron a los efectivos de la guardia civil. Se inutilizaron las armas y se les expulsó del pueblo. Tras varias horas de pelea, hubo ocho heridos graves y sesenta leves, entre ellos algunos guardias civiles.

La prensa y el Gobierno de Felipe González se lanzaron contra los trabajadores. Se destituyó al jefe de la Guardia Civil en Cantabria y la lucha se recrudeció. La Guardia Civil tomó la localidad en puro afán vengativo, pero los trabajadores no se amilanaron. Las barricadas se sucedían y los cortes de las vías de tren y las carreteras eran constantes. Los heridos se multiplicaban, pero cada vez habías más gente apoyando a los trabajadores.

Durante esa semana, la guerrilla fue continua. Hasta que llegó el 16 de abril. Ese Jueves Santo se volvieron a cortar las vías de tren y las carreteras. La Guardia Civil tomó la estación de tren y detuvo a varios trabajadores. Las piedras volaban de un lado a otro, entremezcladas con pelotas de goma y gases lacrimógenos. Los obreros entraron a la iglesia y la Guardia Civil no tuvo reparos en disparar. Hubo 21 heridos y 28 detenidos. Durante las seis horas que duró el enfrentamiento, la Guardia Civil tomó Reinosa con tanquetas, jeeps, camiones blindados y hasta un helicóptero. Entraron a las fábricas, a los establecimientos y hasta a algunas viviendas. El pueblo fue literalmente ocupado. Incluso incendiaron la funeraria de la localidad al lanzar una bomba de humo desde una tanqueta.

En uno de esos enfrentamientos, resultó herido el trabajador Gonzalo Ruiz, de Forjas y Aceros. Según parece, la Guardia Civil le disparó una bola de goma a la cara. Herido, corrió con varios compañeros a refugiarse en un garaje. Los antidisturbios lanzaron decenas de botes de humo. Gonzalo salió por su pie, pero le dejaron a su suerte. Al final, fue tratado en el ambulatorio de la localidad y trasladado al hospital Valdecilla de Santander, donde murió el 5 de mayo a causa de los gases tóxicos que respiró.

La muerte de Gonzalo

Tras esta muerte, la violencia estalló de nuevo. El entierro fue masivo. Los sindicatos convocaron jornadas de huelga general en Reinosa y paros en toda Cantabria que se siguieron de forma unánime. Pero los ánimos se amilanaron. Finalmente, tras una manifestación en Madrid el 3 de julio y una nueva ronda de negociaciones, la Dirección General de Trabajo aprobó el ERE que expulsó a 436 trabajadores de Forjas y Aceros. Se salvaron puestos de trabajo, pero parece que toda la lucha cayó al final en el olvido.

¿Perdieron?

Hoy, 25 años después, algunos trabajadores de Reinosa aseguran que aquello fue una derrota. Que al final, los trabajadores se fueron a la calle, además de la trágica muerte de Gonzalo. Pero también están seguros de que ese espíritu de lucha es fundamental y necesario. Que aquello sirvió para potenciar la solidaridad entre los vecinos y vecinas del municipio. “Era impresionante ver a las amas de casa, mujeres mayores, insultar a la Guardia Civil y lanzarles tiestos desde las ventanas”, rememora uno de ellos. Reinosa era una piña para expulsar la ocupación que estaban sufriendo.

Pero la conclusión a la que llegan es que hoy, estando peor que entonces, nadie se mueve. Que todo ese espíritu combativo, colectivo y solidario ha desaparecido. En aquel momento, los trabajadores de Reinosa se unieron y vencieron el miedo para enfrentarse al sistema. “Hoy se ha perdido la conciencia de clase. No podemos olvidar ni de dónde venimos nosotros ni qué están buscando ellos”, añaden. Y es cierto. En aquel mes fatídico, los medios de comunicación y los políticos intentaron tapar al máximo lo que ocurría en Reinosa para evitar un efecto de contagio. Algo muy parecido a lo que ocurre estos días con los mineros que están luchando por sus derechos y por los de todos de forma constante en el norte de España. Pero apenas nos cuentan qué está pasando en Castilla y León, Asturias, Aragón o Navarra. No se les ve. Sin embargo, están honrando una vez más la lucha de Reinosa. Están honrando la memoria de Gonzalo. Solo que no quieren que nos enteremos ni que les sigamos.

REINOSA 87 - La cólera de un pueblo from Ateneo libertario VistAlegre on Vimeo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludo la iniciativa de recuperar la historia de las luchas obreras de este país. Como reinosana recuerdo cada año a Gonzálo Ruiz, como trabajador asesinado impunemente y como camarada.
En Reinosa y en todo el valle de Campoo hay todavía mucha gente que no olvida...Este año en el 25 aniversario aun mas.

Salud compañero

Factor Luisito dijo...

Pero la conclusión a la que llegan es que hoy, estando peor que entonces, nadie se mueve. Que todo ese espíritu combativo, colectivo y solidario ha desaparecido.
Un excompañero de trabajo me decía que esto se lo decía su padre, que la gente joven no se mueve y yo le replicaba diciéndole que le dijera que parte de la culpa de esto era de nuestros padres por no enseñarnos nada sobre la lucha de clases y que esta se desarrolla siempre y sobre todo que no nos metieron en la mente que pertenecemos a esa clase obrera que lucha por sus intereses y nos hicieron pensar de forma burguesa. Tal vez pensaban que así conseguiríamos ser lo que ellos añoraban y que nuestros problemas serían otros pero está demostrado que se equivocaron. Ahora que nos toca luchar, hemos empezado perdiendo (aunque con sus pequeños triunfos) pero no quita que si continuamos conseguiremos la victoria y la emancipación de la clase obrera. La lucha de clases es continua y no acabará hasta que la última mente obrera salga de su letargo.
Salud.

El Acantilado dijo...

Quisiera llamar tu atención sobre este blog de Luis Sepúlveda, que en su última entrada habla de luchas en la vecina Asturias: http://www.lemondediplomatique.cl/-Luis-Sepulveda-.html

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