Ya nadie tiene dudas: los medios de comunicación están
totalmente controlados y dirigidos. Pero, me pregunto, ¿conoces qué
estrategias usan para convencernos de que hacen lo correcto?
Los periódicos españoles llegaron
el pasado martes a los quioscos de la mano de Banco Santander. Bajo el eslogan GeneraciOnEncontrada, la
entidad dirigida por Ana Patricia Botín compró
las portadas de Abc,
La Razón, El Mundo, El País, La Vanguardia, El Periódico y 20minutos, los
siete diarios españoles de mayor tirada. No quiso decir cuánto dinero había
pagado por esa campaña. Pero la cifra tuvo que ser astronómica. Es la primera
vez en la historia que los periódicos de mayor tirada nacional aparecen sin
portada, camuflada por la publicidad de la entidad financiera más importante de
España. Sinceramente, tras las elecciones de Grecia y poner en entredicho el
poder de la Troika, el Banco Santander parece que quiso dar un golpe en la mesa
y dejar bien claro
quién manda aquí.
Tras el impacto visual que
sufrimos quienes todavía amamos esta podrida profesión, fui directamente en
busca del lingüista estadounidense Noam
Chomsky y de su recomendable artículo “El control de los medios
de comunicación“. No dejéis de leerlo. En resumen, y
extraído también de otro de sus míticos artículos, reproduzco una vez más las
diez estrategias más comunes y efectivas que siguen las agendas ocultas tanto
del poder político como económico para manipular al público a través de los
medios de comunicación:
1- La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del
control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la
atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos
por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o
inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La
estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al
público interesarse por los conocimientos esenciales en el área de la ciencia,
la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la
atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales,
cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado,
ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros
animales (cita del texto Armas silenciosas para
guerras tranquilas)”.
2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Este método también es
llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación”
prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el
mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se
desenvuelva o se intensifique la violencia urbana o planear y ejecutar
atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de
seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. ¿Les suena? O también: crear
una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de
los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. ¿Les
suena también?
3- La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte
una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. De esa manera condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas
(como el neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990:
Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa,
salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran
provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. ¿Y esto,
les suena? Nos han quitado todos los derechos y no hemos hecho apenas nada por
evitarlo.
4- La estrategia de diferir
Otra manera de hacer
aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y
necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una
aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio
inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego,
porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente
que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado.
Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de
aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la
publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y
entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad,
como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental.
Cuanto más se pretenda engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono
infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese
la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad,
tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también
desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de
edad (ver Armas
silenciosas para guerras tranquilas)”.
6- Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto
emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis
racional y por ende al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la
utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al
inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores,
compulsiones o inducir comportamientos.
7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea
incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control
y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales
inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que el nivel de
la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales
superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores”
(ver Armas silenciosas para
guerras tranquilas).
8- Público complaciente con la mediocridad.
Estimular y promover en el
público la idea de que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
9- Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo
que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la
insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así,
en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida
y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la
inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10- Conocer a los individuos mejor que ellos mismos.
En el transcurso de los
últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una
creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y
utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y
la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado
del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha
conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo.
Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control
mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos
tienen y ejercen sobre sí mismos.
Pues bien, pensaba
ejemplificar con casos reales y cercanos cada uno de las estrategias de
manipulación que aquí cita Chomsky. Sin embargo, creo que vosotros, los
lectores, sois sobradamente inteligentes para poner esos ejemplos. Por tanto,
os invito a que vayais dejando en los comentarios de este post los que os vayan
viniendo a la cabeza. Por ejemplo, para la teoría estratégica número 9 recuerdo
aquel famoso “hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades” que tanto le gustaba
pronunciar al presidente Rajoy. ¿Lo recordais vosotros? Seguro que recordáis
muchos ejemplos más de la manipulación a la que diariamente nos vemos
sometidos…
Publicado en Cordópolis
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