30 de enero de 2015

Banco Santander, amo y señor

 Ya nadie tiene dudas: los medios de comunicación están totalmente controlados y dirigidos. Pero, me pregunto, ¿conoces qué estrategias usan para convencernos de que hacen lo correcto?

Los periódicos españoles llegaron el pasado martes a los quioscos de la mano de Banco Santander. Bajo el eslogan GeneraciOnEncontrada, la entidad dirigida por Ana Patricia Botín compró las portadas de Abc, La Razón, El Mundo, El País, La Vanguardia, El Periódico y 20minutos, los siete diarios españoles de mayor tirada. No quiso decir cuánto dinero había pagado por esa campaña. Pero la cifra tuvo que ser astronómica. Es la primera vez en la historia que los periódicos de mayor tirada nacional aparecen sin portada, camuflada por la publicidad de la entidad financiera más importante de España. Sinceramente, tras las elecciones de Grecia y poner en entredicho el poder de la Troika, el Banco Santander parece que quiso dar un golpe en la mesa y dejar bien claro quién manda aquí.

Tras el impacto visual que sufrimos quienes todavía amamos esta podrida profesión, fui directamente en busca del lingüista estadounidense Noam Chomsky y de su recomendable artículo “El control de los medios de comunicación“. No dejéis de leerlo. En resumen, y extraído también de otro de sus míticos artículos, reproduzco una vez más las diez estrategias más comunes y efectivas que siguen las agendas ocultas tanto del poder político como económico para manipular al público a través de los medios de comunicación:
1- La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana o planear y ejecutar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. ¿Les suena? O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. ¿Les suena también?
3- La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. De esa manera condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (como el neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. ¿Y esto, les suena? Nos han quitado todos los derechos y no hemos hecho apenas nada por evitarlo.
4- La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se pretenda engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
6- Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional y por ende al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos.
7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que el nivel de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores” (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas).
8- Público complaciente con la mediocridad.
Estimular y promover en el público la idea de que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
9- Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10- Conocer a los individuos mejor que ellos mismos.
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen sobre sí mismos.

Pues bien, pensaba ejemplificar con casos reales y cercanos cada uno de las estrategias de manipulación que aquí cita Chomsky. Sin embargo, creo que vosotros, los lectores, sois sobradamente inteligentes para poner esos ejemplos. Por tanto, os invito a que vayais dejando en los comentarios de este post los que os vayan viniendo a la cabeza. Por ejemplo, para la teoría estratégica número 9 recuerdo aquel famoso “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” que tanto le gustaba pronunciar al presidente Rajoy. ¿Lo recordais vosotros? Seguro que recordáis muchos ejemplos más de la manipulación a la que diariamente nos vemos sometidos…

Publicado en Cordópolis

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