
El barrio de Malasaña se convirtió ayer en una verdadera galería de arte al aire libre, donde casi un centenar de artistas del grafiti, nacionales y extranjeros, dieron vida a más de 100 persianas cedidas por los comercios para ser pintadas. Durante toda la jornada, el barrio respiró ambiente de fiesta. Miles de personas pasearon por todas las calles admirando las creaciones, algunas de ellas espectaculares, que decoraron los cierres metálicos de la zona.
Ilusionados por el proyecto, promovido por el colectivo artístico catalán Persianes Lliures (Persianas Libres) y el diario digital Somos Malasaña y apoyado por la asociación de vecinos del barrio, Vicente Chumilla y Paco Sancho no dudaron en lanzarse a la aventura. Nunca antes habían pintado con espray ni habían reflejado su arte en la calle. Ambos se conocieron hace décadas, cuando Chumilla dejó Yecla para venir a estudiar a Madrid. “Amigos y rivales”, aseguran, ayer disfrutaron como niños. “Cuando empiezas a coger el tranquillo al bote, te das cuenta de que si no es con espray, no hay forma de pintar un cierre metálico con formas redondeadas”, explicaba Chumilla, ensimismado en su trabajo.

Sancho nació en Madrid en 1951. A lo largo de su vida hay una dedicación predominante a la pintura, comenzando su aprendizaje en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid en las modalidades de pintura, dibujo, grabado, litografía y serigrafía. Desde 1973 lleva realizando exposiciones en las galerías más importantes de España y a nivel internacional su fama se extiende a varios países de Europa y América, con obra en los principales museos y colecciones particulares de Francia, España, Puerto Rico, Israel, Portugal, Japón, Alemania e Inglaterra. Resaltan exposiciones en la Galería Madrid-Berlín y en el Auditorio de música de la capital alemana. Lo más predominante de su obra son figuras de payasos, personajes de la vida, música y paisajes donde el color y la luminosidad son los verdaderos protagonistas.

Ayer decidieron probar con algo nuevo, el grafiti. Este tipo de pintura, generalmente sobre mobiliario urbano, no es nuevo. Los romanos, como puede apreciarse en la ciudad de Pompeya, ya hacían pintadas en las calles de tipo reivindicativo. Hoy se ha rebautizado como uno de los cuatro elementos básicos de la cultura hip-hop, resurgido con fuerza en la década de los 60’ en Estados Unidos, afianzado después del Mayo del 68 parisino.

Con el paso de los años, el grafiti sigue reivindicándose. Ilegal, perseguido y penalizado, la pintura urbana, a pesar de su vistosidad, sigue sin tener hueco en la sociedad. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid no apoyó la iniciativa de Persianes Lliures y Somos Malasaña, que ayer demostró a los miles de ciudadanos que se pasearon por el barrio que el arte va mucho más allá del lienzo o la escultura.

Vicente, un “pintor convencional” como él mismo se definió ayer, dio forma a un ángel negro en la persiana de un estanco situado en la Plaza del Dos de Mayo. Era su primera intervención urbana. Una imagen llamativa porque el arte en la calle “tiene que llamar la atención. El mensaje ha de llegar más rápido”. Sin duda alguna, lo ha conseguido. Su ángel caído ha aparecido en multitud de medios de comunicación. Y es que, el señor Chumilla, que ayer disfrutó junto a Sancho como si tuviera 20 años, sigue demostrando tener un alma tan creativa como reivindicativa. ¡Y por muchos años!
Fotos:
1. Chumilla y Sancho delante del grafiti de Sancho en calle Barco, 40
2. Grafiti de Chumilla en calle Barco, 40
3. Los dos artistas en plena faena
4. Grafiti de Sancho en el estanco de la Plaza del Dos de Mayo
5. Grafiti de Chumilla en el estanco de la Plaza del Dos de Mayo
2 comentarios:
Bravo por mi paisano y amigo, Chumilla. Manuela
Nos queda tanto por saber de graffiti, al menos yo tengo alguien que me enseña sobre ello, y es realmente apasionante, lástima que haya mucha gente que lo desvirtue y lo critique sin saber.
Saludos,
Escritora
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