
Es uno de los países con mayor potencial en exploraciones de petróleo y cuenta con unas reservas estimadas de 30.000 millones de barriles. De hecho, hace unos días la empresa española Repsol YPF se adjudicó tres bloques exploratorios en aguas de Angola. Su economía creció el 18% en 2005, el 26% en 2006 y el 17% en 2007. Y su capital, Luanda, es la ciudad más cara del mundo, después de desbancar a Tokio hace apenas un año y donde alquilar una buhardilla cuesta unos 3.000 euros mensuales. Sin embargo, el 70% de la población vive en la más absoluta miseria con 1,7 dólares al día de media. ¿Y esto como se entiende?
Desde 1975 a 2002, el país estuvo sumido en una cruenta guerra civil que se convirtió en el conflicto más largo de la historia de África. Se libró una vez que Portugal dejó libre a su colonia y enfrentó a varios movimientos angolanos antagonistas y a sus respectivos aliados.
El conflicto de Angola enfrentó al gobierno del MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola y de ideología marxista) y sus aliados de Cuba y la SWAPO, que luchaba por la independencia de Namibia, contra UNITA(Unión Nacional para la Independencia Total de Angola y que fue movimiento armado durante más de 35 años), el FNLA (Frente Nacional para la Liberación de Angola, movimiento guerrillero de tendencia derechista y prooccidental) Sudáfrica y Zaire. Los primeros recibieron apoyo y material de la URSS y los segundos de Estados Unidos.

Luanda es una ciudad de negocios. Diariamente, se cierran cientos de acuerdos y se mueven cantidades impresionantes de dinero. El petróleo, los diamantes, el gas... los recursos son innumerables y las multinacionales lo saben. Las grandes empresas de Occidente explotan el país, pero sólo dan trabajo a 15.000 angoleños. Tras la guerra, las zonas rurales de Angola están pobladas de bombas antipersona, por lo que los ciudadanos se han concentrado en cinco grandes ciudades:
§ Luanda (2.800.000 habitantes) – Hasta siete millones si contamos el extrarradio
§ Huambo (203.000 habitantes)
§ Begkouela (155.000 habitantes, con industrias del puerto)
§ Lobito (150.000 habitantes, el puerto más grande en el estado con infraestructura adecuada)
§ Lumbago (105.000 habitantes, centro comercial, aeropuerto, oficina de la universidad)
Y la precariedad es infinita. En los barrios pobres que circundan la capital se pasan días enteros sin luz ni agua. La marginación, la miseria, las enfermedades y la basura se bañan en un mar de petróleo. Una pequeña Dubai en un país que tiene unos índices de pobreza similares a Haití. Además, en situaciones como esta, quienes más sufren son los niños.
La mortalidad infantil, es decir, antes de que se cumplan los cinco años de edad, ronda el 20%, así como las de las muertes postparto. Los niños son abandonados maltratados, fruto de abusos sexuales... Los orfanatos están saturados, y los cuidadores, pertenecientes a organismos como UNICEF, no son capaces de atenderlos a todos. Incluso han creado programas de tutela, por el que algunas familias en buena posición cuidan temporalmente a los niños más desfavorecidos.

Pues bien, a todo esto, hay que sumar el virus VIH, el del SIDA. Durante la guerra, las fronteras estuvieron cerradas y apenas había movimiento de población. Por eso, los virus no se propagaron tan rápido como en el resto de países africanos. Todavía hay tiempo de controlar la expansión, pero ni siquiera hay recursos para que los afectados lleguen a los centros donde podrían ser atendidos. Así que el rechazo hacia los contagiados por parte de la población angoleña es máximo. Son tratados como muertos en vida que, aun siendo tratados, no tienen solución alguna.

En conclusión, Angola tiene un discurso socialista, un mercado capitalista y una estructura fascista. Y de paso se aprovecha Occidente. ¿Sabéis qué? Este mundo cada vez me da más asco.
Documental: "Angola, un país en construcción"
Angola from Nacho Salgado on Vimeo.
1 comentario:
Ojalá pudiera creerlo. Pero no...
Según un informe del Senado de Estados Unidos, con el dinero que la petrolera Exxon-Mobil da a Guinea Ecuatorial por explotar sus yacimientos petrolíferos, cada ecuatoguineano, de los 500.000 que viven en el país, podría tener una renta per cápita anual superior a los 35.000 dólares y no de 500 como tienen ahora.
¿Quién roba el dinero? El presidente Obiang y sus allegados que, mediante sociedades pantalla, lo guardan, casi en exclusividad, en Madrid, en el Banco Santander.
Además, los países pobres han de hacer frente a la deuda externa, que supone el capital prestado más los intereses. Esa cantidad es cinco o seis veces más grande que la ayuda al desarrollo que se envía desde el primer mundo.
¿Así es como les ayudamos? Dejemos de hacer demagogia barata... Los ciudadanos no ven absolutamente nada y siguen muriéndose de hambre.
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